
Van pasando décadas y todavía no nos ponemos de acuerdo sobre el sentido de aquella guerra, relativamente perdida y relativamente ganada. La inmadurez del pueblo argentino, motorizó que la gente saliera a la calle un día como hoy con la convicción de que nos enfrentábamos a una final del campeonato mundial de fútbol. Hubo euforia por todos lados, pero como para soñar primero hay que saber, un presidente de facto decidió recuperar territorio históricamente argentino desde la improvisación. La diplomacia no estuvo a la altura del acontecimiento, la sociedad a través de un programa televisivo depositó recursos con lo que se compraron alimentos para los soldados y que gran parte fueron vendidos como chocolatines en los kioscos; clara radiografía nacional.
Nunca supo la cancillería, la inteligencia de un gobierno torpe, que, luego lo reconoció el principal comandante británico cuando sostuvo hace unos años; ESTUVIMOS A 5 DÍAS DE PERDER LA GUERRA, porque se subestimó la información de que Thatcher estuvo muy cerca de vender toda la flota porque le daba pérdidas. El comienzo de la guerra, la hizo desistir de ese desarme. Los gloriosos “niños de la guerra”, fueron torturados, abatidos, y trasladados nuevamente a la Argentina; aquí no fueron recibidos como héroes, como las dos selecciones que ganaron ambos campeonatos mundiales, al contrario (película iluminados por el fuego) fueron recibidos como parias y maltratados por milicos que lastimaban aún más la heridas cuando les sacaban en cara a los soldados tratándolos de inútiles, incapaces y cobardes. Lo sociedad no es diferente, de lo contrario y opuesto a la euforia del primer día, se olvidaron de aquellos héroes que un día salieron a dar batalla acompañados por un tren pletórico de cajones de muertos. Entrevisté a muchos ex combatientes, muchos de ellos se suicidaron otros enloquecieron porque aparte de haber participado de una guerra que los deja no solamente en las tumbas en Malvinas, sino que llevarán el trauma de la guerra de por vida, los ninguneamos, los cancelamos, los destratamos.
La osadía de nuestros pilotos entre otros, hundieron la joya tecnológica que traían los ingleses: el SHEFFIELD, que la obligó a Thatcher a vestirse de luto ante la Cámara de los Lores o el super Conveyor, enorme destructor que traía helicópteros, repuestos y todo lo necesario para que tras la batalla mayor donde la Argentina hundió los principales buques, pudieron hacer cabeza de playa, desembarcar, y ahí empezó el final. Enfrentamos a Inglaterra a Estados Unidos, al mundo desarrollado que no nos vendió más misiles y aviones, y por la espalda nos traicionaron Chile, por el frente Uruguay y nos apoyó Venezuela y Perú. También se ofrecieron Kadhafi y la Unión Soviética.
Perdimos la guerra. Ganamos la guerra. Perdimos porque la bandera fue arriada nuevamente pero durante un tiempo de sublimación se dio el lujo de mostrar al mundo la gallardía y entrega de nuestros pilotos que asombraron al planeta por su arrojo, por ir a ras del mar en los Pucará, avión fabricado en Córdoba, para atreverse al Invencible, porque las bombas no explotaban, eran viejas. Ganamos porque hoy el mundo inclusive Gran Bretaña tiene un museo donde se exalta el valor del soldado argentino, que peleó con hambre, con sed, con sueño en la trinchera fría donde muchos dejaron la vida. Como los marinos que envueltos en llamas cuando torpedearon el Ara, se lanzaban a las frías aguas del mar.
El TIAR..tratado interamericano de asistencia recíproca, no nos aportó una sola bala. Le presentamos batalla como lo expresó el presidente Galtieri, desde la visión de un buque en el interior de una botella de Whisky. Ganó la valentía de los chicos de los pilotos del soldado solamente conocido por Dios con el dolor de las madres de héroes que se los llevó el mar.
Si hipotéticamente aquel dos de abril hubiera existido la sociedad actual, no hubiera habido gesta, porque desde 1983 seguimos involucionando como si no hubiésemos aprendido nada del valor de la sangre derramada por nuestros héroes.
De todas maneras, sigue pendiente que O´Higgins le pida disculpas al general San Martín. Hoy aquella gesta es recordada, con la revalorización del ex combatiente por una parte y que dirán, LA CABALGATA DE AUTOMÓVILES DE ARGENTINOS QUE FUERON A CHILE ESTE FIN DE SEMANA NO A EXIGIR UNA REPARACIÓN HISTÓRICA SINO A COMPRAR CELULARES Y SARDINAS!!!.
no sabemos que nos pasa y eso es lo que nos pasa. J Ortega y Gasset.
jcm.