
Una joven de 36 años decidió terminar con su vida, era funcionaria del Poder Judicial. El gimnasio donde frecuentaba, con buen criterio decidió cerrar por un día para respetar el duelo de todos. El suicidio nos iguala en el dolor que es la fractura brutal del amor. El suicidio tiene muchas causas y es una cuestión personal. Definirlo en realidad no dice mucho: cuando una persona decide ponerle un punto final a su vida. También hay causas que vienen de enfermedades, problemas psicológicos, traumas, el bostezo del ser cuando comienza a perder el sentido, la vitalidad y la motivación del vivir.
Tratar de entender la abrupta decisión de esta joven es improbable, solamente ella y nadie más en cuanto a la decisión finalísima, pudo saberlo. Pero al menos sospecho que el suicidio no es que alguien quiera morir a este mundo, sino que en su desesperado llamado de auxilio, nos está diciendo: ¡ quiero vivir de otra manera, de otra forma; algo así como pretender entrar en otra dimensión, porque esta vida la terminó atormentando. Hay conductas suicidas, hay impulsos que llevan al suicidio. No tanto hasta antes de un siglo se lo catalogaba como una herejía y la iglesia no quería que el fallecido fuese enterrado en el cementerio o campo santo. Luego con el correr de las décadas, se pudo entrar en razón.
René Favaloro era impulsivo y se suicidó. Lisandro de la Torre se suicidó, también hay niños que se suicidan inexplicablemente. En la Obra Cuerpos y Almas de Masscense Van de Meersch, relata que un joven le deja escrito a un profesor: NO ENTIENDO SU FILOSOFÍA y posteriormente se suicida. No es mi pretensión dar una cátedra sobre este infausto tema, que duele porque nos deja la ansiedad pendiente y desolada de querer retrasar el tiempo unas horas para ir corriendo a tratar de disuadir a esta joven de lo que iba a hacer. Nos sentimos impotentes porque es tarde y el tiempo no vuelve.
Lo que si quiero consignar es que no solamente el Covid, el dengue, producen pandemias y epidemias relativamente; sino que con preocupación observamos que está creciendo cierta epidemia de suicidios en la Argentina. Jóvenes que se matan, también los adultos lógicamente y ancianos. No se da a conocer todos los casos y se prefiere el anonimato, pero por el estado de la sociedad argentina, que no encuentra el rumbo, la locura de la Inteligencia Artificial del mal, porque hay otra como la técnica del bien que nos lleva a vencer el cáncer, ya se estan haciendo pruebas de chip en los cerebros y se busca recuperar la vista de ciegos. hablamos que la vida tan competitiva por placeres, cosas, perdida de asombros y admiración, avance del desierto de la falta de motivaciones de la voluntad de la longanimidad (fortaleza ante la adversidad), la paulatina pérdida del sentido de la vida; la emigración de jovenes todos los días que llevarán el karma insuperable de la nostalgia; la falta de confianza en quienes desde hace décadas fracasan como políticos y terminan destratando a la democracia, la pérdida de los valores que siempre sostuvieron a las familias, a la nación y a las instituciones. La era de las sustancias, las bebidas, la velocidad, las drogas, están aumentando el numero de suicidios fundamentalmente en los jóvenes y muchos que hoy tienen fecha de vencimiento como si fueran muertos a plazo fijo.
No nos engañemos, bajar la inflación no baja la tasa de suicidios, porque si bien hay que reconstruir el país, el sentimiento trágico de la vida ha avanzado demasiado para muchos ya es tarde. Y para otros es muy temprano para empezar a delinquir a criminalizar, de lo contrario no estaríamos debatiendo en bajar la imputabilidad a 14 años. Porque cometen crímenes que nos desaniman más y nos llevan al suicidio. Un país sin horizontes históricos, es decir sin paisajes del pasado ni del porvenir, no soporta la realidad y cae en la galaxia de los ansiolíticos, drogas, nicotina, vida sedentaria…todo lo opuesto para lo que estamos programados: comer sano, ser moderados, cansar al cuerpo, hacer ejercicios, y aceptar las responsabilidades que nos exigen los grandes desafíos que nos presenta esta vida una, única, irrevocable y tremenda. No todos estamos preparados.
Pero como la novela de Saramago si hubiese una pandemia de ceguera fugaz que durara unas cuantas horas nada más, al recuperar la vista nos daríamos cuenta de que tenemos de todo pero no lo valoramos hasta que lo perdemos. De ahi: que feliz sería el campesino si supiera que es feliz!!!.
Se me ocurre que Alejandro magno quería conquistar Asia y lo hizo, pero Diógenes le dice para qué quieres conquistar el mundo? Alejandro le contesta para ver mi obra y sentir paz; Diógenes contragolpea, ¿ no me ves, no tengo nada, estoy tomando sol, comeré un par de naranjas y tengo paz!!!!. La vida, las personas, las circunstancias son verdaderamente impredecibles y hasta sarcásticas.
Si logramos estabilizarnos, salir de la caverna, pasar por el tiempo de las abadías cuando la motivación humana estribaba en Dios, en la construcción de las grandes catedrales sobre ochavas, luego vino la revolución del vapor y la industrial, y luego pasamos a la era nuclear, a la era tecnotrónica, a la digital, a la Inteligencia Artificial….y ahi…perdimos el ser (fuerza imperante que permanece regulada por ella misma), entonces la locura prevalece sobre la cordura.
Hacia donde nos lleva este naufragio sino a la decadencia, avance de la mediocridad, huida delos dioses, destrucción de la tierra y bostezo humano por la banalidad. No tocamos, hemos perdido las cosas, la fotografía, aquella que duraba toda la vida, estamos perdiendo la memoria, la atención, la palabra, la interpretación y nos estamos convirtiendo en robots. Y las máquinas pueden producir maravillas, pero no tienen conciencia de si mismo….no tienen espíritu. Entre las obras de Miguel Angel con sus grandes catedrales comparadas con estaciones nucleares capaces de desatar un holocausto y destruir la humanidad, está la brecha del tiempo que nos queda para recapacitar, volver a la fuente y como dice Espinosa: no reir, no llorar …comprender…..Comprender a Mafalda cuando dice: la vida es bonita pero es difícil….entonces no sobreprotejamos mas a estas generaciones que para ellos es un pecado estudiar, cambiaron los libros por celulares, no sostienen una relación, hasta que el principito aterrizó en la tierra de Peter Pan, para quedarse con aquel niño que no quería crecer, abatido por el abandono de sus padres. Entonces ahora los padres se ven abandonado por sus hijos.
36 años, se suicida una joven, no es una muerte más, es una vida menos y es la existencia que nos está clamando: ¡INSENSATOS RECONVIERTANSE EN HOMBRES CON HOMBREDAD Y EN MUJERES ALEGRES, FUERTES. Cuando todos dejemos de competir y empecemos a complementarnos más. Es cierto que la vida es un regalo, pero no está hecha para que nos regalemos. Hay que ganarse el pan y el sentido con el sudor del alma que vuelve axiológicamente a los valores, que no se alojan en la Inteligencia Artificial, porque solamente los encontraremos en en el balsámico y sublimado CORAZÓN, hoy relegado por el racionalismo frío y científico que embarulla a todos pero no hay caso nunca podrá ver más allá de la nariz de Cleopatra.
JC MALIS.
