
Aquel San Juan convaleciente del terremoto con una ciudad nueva y moderna de entonces, ya no existe más, creció se tomó el tiempo pasaron casi 80 años, se extendió hacia el gran San Juan y se fue desarrollando con sus construcciones favorecidas por el IPV, pero también decreció. Por Avenida Circunvalación hay un camión fantasma, grande, un semi, que todos los días descarga automóviles que nos hacen acordar a esos barcos que vuelven al puerto para anclarse y morir. Son usados, generalmente en mal estados y el mercado acepta cualquier cosa. Le llaman “porongas” que serán canjeadas por otros cachivaches o carcachas que sumado a la cantidad impresionante de motos, ahora van creciendo por el precio de la nafta, alguna que otra bicicleta que sobrevive, autos nuevos, modernas camionetas de una sociedad instalada, que valen millones, son cuatro por cuatro ideal para la montaña, pero las lavan, las lustran y las guardan, es para caretear, proyección narcisística de la personalidad.
En el caso de las motocicletas se imponen en el rubro comercial las de pocas cilindradas pero es para los delíveris, verdaderos acróbatas urbanos que viajan a la velocidad de la luz, deben llegar a horario encontrar el domicilio y con la comida caliente, son héroes que provienen fundamentalmente de la pandemia. Es un jungla, la ciudad en proporción a la cantidad de habitantes no creció y se edifica en el gran San Juan, entonces como casi 400.000 personas viven en capital hay que agregarle todos los que se van y se concentran en el centro desde las 9 de la mañana, el sanjuanino no madruga (lo digo con autoridad, durante 30, 40 años me levantaba a las 4hs para redactar los panoramas informativos) y se lanzan al loquero. Vuelven a las 13, 14, almuerzas duermen una siesta y otra vez el bochinche. Jóvenes en moto que no llevan casco otros lo llevan y se matan igual, algunos con suerte despiertan en el hospital, los animales sueltos le siguen ganando en las rutas a los humanos, y claro, no pretendamos encontrar semáforos sincronizados, si tenemos suerte pasamos de lo contrario paramos en todos los semáforos.
La gente está mal y fastidiosa, acelerada, y también nos hemos vuelto fatalmente indolentes porque la ofuscación no lleva por delante. Por ahi una carretela viene del siglo pasado juntando cartones y nos da mucha pena, es su vehículo con tracción de sangre. Pero hay más, no se edifica…el sanjuanino no edifica, entonces la desesperación por los alquileres y sin embargo generalmente en capital hay muchas pero muchas casas con el cartel: SE VENDE. Los hospitales están saturados porque al no poder pagar las prepagas u obra sociales caras, la ciudadanía se vuelca al hospital público. Muertes insensatas, a través de accidentes con la carga fatal de niños, adolescentes, gente mayor y adultos en general. El tema árboles es otro problema que no se sabe como abordarlo. Porque la mora árbol adecuado para el agresivo sol, echa raíces que rompen veredas, se meten adentro de la casa y llegan hasta el baño, salen por el bidet y nos haces cosquillas escatológicas. En todo San Juan hay que replantear este tema y replantar árboles adecuados, de color; angostar las veredas que fueron hechas así como me decía el ingeniero Carlos Rudolph para que despues del 44 la gente saliera corriendo al reparo de esos veredones hoy obsoletos, porque no hay lugar para circular, para estacionar. Nos quedamos en el tiempo, nos sentimos en el ayer y la inteligencia artificial nos hace señas desde el mañana.
Hubo intendencias muy buenas que es el caso de Rivadavia con Fabián Martín que le dejó a su sucesor la vara muy alta..después de cien días….qué hará..no se. Y Capital tampoco sé y así sucesivamente.

Hemos vivido el pasado con sus pro y contras, con su felicidad y desgracias pero lo imaginamos como al San Juan de hace medio siglo, tranquilo, sereno y con sus traumas por supuesto pero no podemos evitar evadirnos..es solo un escapismo. La gente se fue de la calle, el miedo produce ruidos por todos lados y la palabra transformación solamente es una palabra que no nos dice nada.
Ortega dice: el futuro es mejor que el ayer porque puede mejorar lo peor..es cierto pero el desarrollo no siempre es lineal..vencemos el cancer…vivimos operados del corazón no tenemos fecha de vencimiento como antes….pero las farmacias están colmadas, los hospitales, las clínicas y los laboratorios, como los automóviles usados que llegan todos los días, nos colman de rivotril y entonces somos más felices?…más constantes?..nuestros jovenes tienen tenacidad?…existe el matrimonio?….y cuánto dura?……
Las sociedades instaladas que no abandonan su area de confort no revitalizan a los partidos políticos porque no se involucran entonces hay escases de líderes confundidos por la casta. Cuidado porque cuando todo vale…vale todo!!!!.
