
UN SOPLO
Hay cuestiones que no se pueden dejar pasar. Es desagradable, damos un puñetazo sobre la mesa, el ambiente se pone tenso, la adrenalina sube, pero la ira a veces es necesaria. Por algo ella, es uno de los gigantes del alma.
Hasta que leo un artículo de Peicovich, quien sobre datos reales y creíbles se lanza sobre este océano de números que nos dejan perplejos. Somos 7 mil quinientos millones de seres humanos vivos. Desde hace 52.000 años, nos preceden 107.602.000.000 (ciento siete mil seiscientos dos millones) de muertos. No se sabe, hasta que se sepa, que cantidad murió naturalmente y qué cantidad fue asesinada o muerta por accidentes. Quienes estamos vivos no llegamos al 7% de la cantidad de muertos que nos preceden. Esta realidad fue como devolverme el puñetazo en la mesa hacia mi rostro y me quedé atónito. Me hizo acordar a Kundera: la insoportable levedad del ser. Es como si, sin concluir el vagido, se apresura el estertor. De ahí la tijereteada foto..un suspiro y nada más. Y la pregunta fatal: Todo lo que pasa y nos pasa..¿habrá valido la pena?