
Hace muchos años, cuando Leopoldo Bravo estaba moribundo en la casa de la calle Mitre, se acercó Gioja a saludarlo, y el caudillo se escuchó decirle: obra pública, no te olvidés. No le quitamos mérito al ex gobernador por ese tipo de gestión, salvo todo lo demás, cerró al partido peronista durante tres gestiones, se adueñó de todo como lo hizo en el senado cuando se quedaba con las llaves de los despachos desocupados, caso De la Rua, y toda la tragedia Giogista ausencia de república y fundamentalmente de ética; prevaleció la descapitalización del justicialismo por la autocracia, duracell se quiso quedar para siempre, lo corrió Cristina Fernández y dejó a Uñac con la misma intención de quedarse para siempre. Siempre es nunca.
Otras caras, otro estilo, digamos mejor talante, impone el gobernador actual que convoca, hace de tripa corazón con un presidente impredecible, recibió un desafío enorme de sacar agua de las piedras que fue lo que dejo Sergio Uñac, hoy atrincherado en un senado, donde está para no estar. Pero el gobernador actual no solamente convoca a Munisaga sino que propicia un cambio de estructura política ante una provincia históricamente deficitaria. Esta actitud esta prendiendo en la gente y aprendiendo que no se puede sacar a la provincia del ostracismo político sino es con consenso en las cuestiones vitales. políticas de estado para crecer con equidad, darle la espalda a métodos plagados de corrupción para los que venían al poder engañando a la gente para luego hacer negocios personales con los fondos públicos que destruyen a su paso el desarrollo instalando el perverso patrimonialismo de estado.
Es obvio este movimiento de cintura política recién esta empezando, pero la clase política ahora esta sabiendo que Orrego viene por sobre todo a darle, devolverle a la clase dirigente sana la vitalidad política que Gioja y todos los demás se llevaron en parvas al lugar de donde vinieron, la corrupción de estado.
No me creen? Lean dos libros la Argentina devorada y la raíz de todos los males en esos libros de Jose luis Espert y Aconada Moon, reflejan con claridad, de seguramente tantas las coimas que pedían el morador de la casa de gobierno en ese entonces, a técnicos que venían a reparar aviones estacionados. Ni hablar de los seguros de los empleados públicos, que duermen en expedientes anestesiados. Hay un cambio incipiente en la modalidad del Gobernador, que allana el camino hacia la República.
jcm