
Las amenazas que se ciernen sobre Milei
- 8 de junio de 2025
- 00:05
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LA NACIONJoaquín Morales SoláEscuchar Nota

El Presidente debería darse una vuelta por la otra cara de la Luna. Su gobierno se entusiasmó en los últimos días con las divisiones de sus opositores, sobre todo los radicales y los de Pro, en la Cámara de Diputados. “Se vio claramente que Javier está solo en el escenario. No hay ningún líder en condiciones de competir con su liderazgo”, se escuchó muy cerca del despacho presidencial. Es cierto, pero solo de alguna manera. La otra parte de la realidad es que esa atomización le niega a la administración uno o dos interlocutores para ordenar las políticas del Estado. Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner coincidieron, sin saberlo, en la descripción de cómo les gustaba la oposición: “Prefiero conversar con uno o dos antes que discutir con una asamblea universitaria”, decían, irónicos. La prueba de que existe ahora una situación política inversa fue, precisamente, la votación en la Cámara de Diputados el miércoles último, que aprobó un proyecto que impone aumentos para los ingresos de los jubilados y también para el bono, que nunca se actualizó, y la restitución de la moratoria previsional, que concluyó en marzo. La perspectiva es peor si se escucha al propio oficialismo en la Cámara de Diputados porque es escéptico cuando se le pregunta si contará con los votos necesarios para sostener el eventual veto del Presidente a ese proyecto. Esto sucedería, desde ya, si el Senado aprobara el proyecto sancionado por Diputados; los números le son más fáciles a la oposición en el Senado que en Diputados. De hecho, en la Cámara alta el perokirchnerismo está a solo tres votos de la mayoría si estuvieran en el recinto los 72 senadores que existen. El Gobierno se cansó de anunciar que vetará cualquier proyecto que signifique más erogaciones para las arcas del Estado. El veto no es inmutable. “Los números están muy ajustados. No puede descartarse un rechazo al veto de Milei”, dijo un diputado que pertenece al mileísmo y que suele ingresar a la Casa de Gobierno cargado de chimentos parlamentarios. El proyecto fue aprobado por 142 votos y se necesitan 171 para conseguir los dos tercios, la mayoría necesaria para insistir sobre el proyecto. Pero el miércoles hubo 19 abstenciones y 28 ausencias; un total de 47 diputados no votaron. Se requerirán solo 29 votos más a favor del proyecto opositor para rechazar el veto de Milei. Tiene razón aquel diputado mileísta: los números están muy ajustados.
Una de las mayores sorpresas de la votación del miércoles la dio la bancada de Pro porque hubo nueve de sus diputados que se abstuvieron, cuando todos esperaban que ese bloque formara íntegramente parte de los que votaron en contra. Hubo figuras muy conocidas de ese partido, y de una innegable lealtad a Mauricio Macri, que se abstuvieron; por ejemplo, María Eugenia Vidal, Silvia Lospennato y Luciano Laspina. Sucede que ni Macri ni nadie puede justificar por qué el Gobierno no hizo nada con los jubilados desde el veto de hace casi un año, en agosto de 2024, a un proyecto, también de la oposición, para mejorar la situación previsional. Entonces, Macri salió públicamente a defender el veto de Milei, pero ahora no tuvo respuestas al argumento de sus seguidores. “No podemos seguir avalando la inacción del Gobierno con los jubilados”, dijeron, y agregaron: “Podrían haber vendido empresas públicas y destinar ese dinero a los jubilados. Nosotros, cuando fuimos gobierno, les dimos a los jubilados toda la recaudación de impuestos que conseguimos con el blanqueo de dólares”, dijeron cerca del expresidente. Otra protesta de los diputados de Pro que se abstuvieron fue porque el Gobierno ni siquiera insistió en una negociación sobre el presupuesto de este año, que el oficialismo decidió congelar en Diputados a fines de 2024. Milei está gobernando en 2025 con el presupuesto de Alberto Fernández de 2023, que lo fue prorrogando con simples decretos. La vida es más fácil así.