
Feliz cumple Javi
Dos años alcanzan para entender qué cosas cambiaron y cuáles siguen siendo la misma milonga de siempre.
Grabois y el show de la jura en la Cámara de Diputados. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Antes que nada, un mensaje para los vecinos del Bajo Belgrano que esta semana hicieron un abrazo simbólico alrededor de la manzana de Juramento y Artilleros para evitar su venta. De corazón, no se gasten en protestar.
El gobierno nacional necesita recaudar y lo va a vender, le guste o no le guste a los vecinos.
Pero hay algo más que tienen que saber: el Código de Planeamiento de CABA establece que allí solo se pueden construir planta baja y 5 pisos. Más vale que se vayan haciendo la idea de que eso no va a pasar.
Seguramente el afortunado comprador del terreno va a sentarse en la vereda a reflexionar y va a llegar a la conclusión de que para la ciudad es mucho mejor hacer dos torres de 30 pisos que 5 pisitos de morondanga.
Este innovador inmobiliario va a llevar su sueño al gobierno de la ciudad, después los funcionarios de Jorge Macri van a decir que la idea es buenísima y finalmente le van a aprobar las torres mediante lo que se denomina “convenio urbanístico”.
Ese eufemismo es un acuerdo por el cual la ciudad autoriza a hacer las torres que el código no permite y, a cambio de eso, el tipo se compromete a entregar un lotecito, poner dos toboganes y llamarlo “espacio verde”.
Parece joda, pero es así. Ya lo hacía Rodríguez Larreta y le fue muy bien con eso. No le alcanzó para ser presidente pero le debe haber dejado cierto bienestar espiritual o satisfacción moral o paz interior o lo que sea, pero seguro que algo le dejó.
Por todo esto, es muy importante que los vecinos sepan que las cosas en este país y en esta ciudad se hacen así. Si no les gusta, se mudan a Bruselas y listo.
Dicho esto, vamos a lo importante.
Este miércoles el gobierno cumple sus primeros dos años. ¿Quién lo hubiera dicho? Entre pitos y flautas (por el estilo de Javi diríamos más pitos que flautas), ya pasaron 24 meses desde que Milei asumió la presidencia de la Nación.
Si bien formalmente arrancó el 10 de diciembre de 2023, podríamos decir que la cosa empezó a tomar forma en el verano del 2024. Más o menos cuando Pepe Albistur pasó a la inmortalidad con su pronóstico: “A Milei el dicen Semana Santa, no se sabe si cae en marzo o abril”. Un visionario este muchacho.
Suerte que Pepe se dedica a hacer negocios con el Estado y la publicidad en vía pública. Si tuviera una consultora política ya se habría fundido y para poder vivir tendría que empezar a cobrarle a Alberto el alquiler del derpa que le presta en Puerto Madero. Albistur no será un visionario pero, como todo el mundo sabe, es muy generoso. Sospechosamente generoso.
¿Cambió algo importante estos dos años? Claro que si. Bajó la inflación, se terminaron los piquetes en la calle y volvimos a Occidente. No es poco.
Sin embargo, sigue el choreo en vastos sectores del Estado Nacional. Hay “convenios urbanísticos” por todos lados. Y la falta de dólares sigue siendo tema de agenda.
Justamente, ahora que se agotó el mangazo al FMI y Scott Bessent demostró que apoya pero que no es boludo, Caputo anunció que salimos al mercado a buscar dólares. Van a emitir un bono al 2029 con 6,5% de tasa y ley argentina. Gran negocio, sobre todo si esperás un poco y lo comprás después que lo defaulteen. Como siempre. Esta vez los van a emitir bajo ley argentina para que los damnificados tengan que litigar acá. O sea, no solo todos sabemos que los vamos a cagar sino que encima ya les estamos diciendo que no van a tener a dónde ir a reclamar.
El kirchnerismo protesta pero hace lo mismo. Kicillof emitió deuda por 3.685 palos verdes y ahora necesita que el gobierno nacional se lo autorice. Para hacerse el canchero, el gobernador declaró: “rapidito Toto”. Innecesario. Todos sabemos que Toto es rapidito.
Para aprobar ese endeudamiento, Kicillof tuvo que aceitar a los intendentes que se retobaban, lo que podríamos definir como su propio “convenio urbanístico”. Pero lo más interesante es que, para conseguir los votos opositores, amplió de 8 a 14 la cantidad de miembros en el directorio del Banco Provincia y así poder repartir más cargos, o sea cajas.
Veamos cómo se repartieron las 14 sillas.
Dos se llevó Massa lo cual es justo porque, habiéndosele acabado la joda del dólar oficial, deben estar con poco efectivo.
Otros dos se llevó La Cámpora que, acostumbrados a meter ñoquis por todos lados, hoy deben sufrir síndrome de abstinencia.
Dos se los quedó el PRO, raro en ellos. Se nota que el Gato ya está en otra cosa y no les da más pelota.
Uno fue para Insaurralde que habrá dejado un tendal en Marbella y tiene que levantar el tomuer. Otro fue para Monzó, no sabemos a título de qué, y finalmente uno se lo queda la UCR, lo cual está bastante bien considerando que hoy los radicales son cuatro gatos locos. Un sueldazo entre cuatro, les rinde.
El resto se los quedó Kicillof pero evidentemente con eso no le alcanza. Tuvo que crear otro curro: un instituto de cine provincial con un presupuesto anual de 650 millones de pesos, o sea de 430.000 dólares. Con esa guita no haces ni media película. Como mucho pagás el pochoclo, pero le podés pagar el sueldo a su directora Florencia Saintout quien, como buena admiradora de Chávez y Maduro, deber haber caído en desgracia y andará corta de guita.
A eso agregale que van a poder meter una buena porción de ñoquis. Todo suma en estos tiempos de malaria para el peronismo.
La semana remató con el show de la jura en la Cámara de Diputados. Pasan los años y es cada vez más divertido.
En eso el kirchnerismo hizo escuela. Así como en su momento los de La Cámpora insultaban a los opositores al momento de prestar juramento, ahora son los libertarios los que agreden.
Hoy la nueva provocadora del Congreso es Lilia Lemoine. Solo para entender lo que ha pasado con la democracia argentina, recordemos que en los años 80 ese rol lo ocupaba Cesar Jaroslavsky. En su momento nos parecía una bestia peluda. Hoy nos damos cuenta de que era un político profesional con mayúsculas. Comparado con Lilia, Don Cesar era Churchill, Roosevelt y Adenauer, todos juntos. Linda parábola de la historia.
También debemos reconocer que los kirchneristas y la izquierda juran por lo que se les canta. Dicen y hacen cualquier barbaridad. Por ejemplo, Grabois desplegó todo su histrionismo haciendo los dedos en V, los dedos marcando el tres a Karina, el brazo extendido con la palma para abajo como Mussolini, el brazo en alto con el puño cerrado como Stalin y cuando ya se iba remató haciendo el gesto de aspirar cocaína como Scarface. Lo que se dice un artista completo. La próxima revolea clavas y escupe fuego.
Quedó la duda de a quién se refería cuando hizo el gestito de la nariz. Sonó medio buchón porque en el club de él hay muchos más sospechados de fafafa que en el equipo contrario. Él sabrá.
Ante este panorama ¿qué nos queda a todos nosotros, los boludos de siempre? Lo mismo de toda la vida: laburar, pagar impuestos y jodernos.
O entrar en el sistema y buscar nuestro cargo en el directorio del Banco Provincia o en otro lugar del Estado o nuestro retorno en la compra de medicamentos o nuestra propia cripto o nuestro arreglo con el Chiqui o cualquier otro convenio urbanístico.
Inclusive se puede ir armando una buena empresa dedicada a la obra pública aprovechando que los popes de ese negocio están todos ocupados haciendo zoom.
En el fondo no nos podemos quejar. La Argentina sigue siendo una tierra de oportunidades.
