
CUENTO.
UNO
Florencia y Gabriela se conocían desde la secundaria, iban juntas al colegio, inseparables en todos los acontecimientos prematuros de la adolescencia que nunca avisa el tamaño de la vida ni por todos los escarceos que deberemos afrontar para una existencia demasiado fugaz o interminable según cómo la hayamos vividos. Marco Denevi pregunta ¿qué son diez años para una estrella?..nada y sin embargo diez años para un ser humano es una cesárea. Se graduaron pero las vocaciones distintas las disociaron de universidades. Gabriela abandonó porque todos los días despertaba con una vocación distinta, en cambio Gabriela siguió como pudo porque tenía que trabajar, psicología hasta que se recibió en este país donde el 30% concurre y se hace atender y la mitad de la población de cualquier escala y por cualquier causa llora. Como el Guasón en realidad esa hipersensibilidad de emocionarnos por distintos acontecimientos a favor o en contra, nos desenmascaran porque reímos al revés. Los entresijos de la vida volvió a juntar a las amigas en el mismo consorcio, se casaron, tuvieron hijos, llevaban vidas normales. Con sus parejas se juntaban para celebrar momentos, salían a cenar y generalmente por la mañana cuando el tiempo se los permitía las dos amigas con alguna que otra vecina o conocida hacían terapia de grupo con mates y tortitas. Allí hablaban, se contaban historias de la coyuntura, analizaban problemas, a veces alguna según los ánimos venía bajoneada y le levantaban el ánimo. Si la felicidad es sentirse bien, bueno digamos que eran felices y no faltaban las carcajadas nerviosas cuando chamuyaban cuestiones como las definió genialmente el gran león Tolstoi: podemos descifrar todos los enigmas del universo, pero nadie puede saber el misterio que se produce debajo de las sábanas.
Fíjese lector los vericuetos de la vida y a dónde nos lleva. Cierta noche salieron a tomar unas cervezas, a Gabriela se le cae un adminículo, se agacha no lo encuentra y todos se abocan a encontrarlo. Sin querer el marido de Florencia le roza los labios a Gabriela, ella se ruboriza, vuelven a sentarse, se olvidan completamente de la medallita perdida, el árbol de la vida, y quizás un presagio porque después de ese percance, todo cambió, en los rostros fundamentalmente de Héctor y Gabriela. Ella se sentía sonrojada y él se hacía el distraído, algo pasó, como un hechizo, ambos quedaron flechados; pagaron y se fueron. Por la noche ninguno de los dos pudo conciliar el sueño, la sensación lucubina de ese roce, era fatal. Tan así es que pasaron los días y se espaciaron las visitas porque cuando se juntaban y se cruzaban las miradas entre Héctor y Gabriela se sentía que encendía y quemaba la llamada del deseo. Y mientras más reprimían, como siempre pasa, más aumentaba la llama labial. La relación comenzó ha transformarse y tarde o temprano tenía que pasar, los celulares se conectaron.
DOS
Tomando un café Gabriela y Héctor sucumbieron a los llamados de la piel, no hubo necesidad de aclaración aquel roce de labios fue un hechizo y como casi siempre sucede terminaron en la cama. Se juntaban como podían pero estaban condicionados porque comenzó a desconstruirse la relación de parejas y Gabriela casi no pisaba a aquellas terapias matinales. Por otra parte como en todos estos casos la mujer comenzó a percibir un cambio de comportamiento su esposo, estaba demasiado complaciente pero se excedía en las excusas cuando no se le rompía el auto, se demoraba porque había que hacer vidrieras en el comercio donde trabajaba, la cuestión que la mujer que tiene un pelo más que el diablo notó que las relaciones sexuales eran escasas y frías; algo pasaba; la realidad se dio vuelta, hasta que Florencia decidió tomar el toro por las astas y se fue a ver a una famosa cartomántica. La mujer le dijo que no cruzara las piernas que pensara exclusivamente en su marido y que cortara el mazo con la mano izquierda tres veces hacia su posición. Florencia lo hizo, las primeras cartas no querían hablar, solamente se referían a problemas domésticos, hasta que lentamente fue apareciendo una mujer.
¡Una Mujer! tembló Florencia.
Si, le dijo la cartomántica, es una mujer joven, como si viviera en su casa, la tiene ahí cerca, pelo castaño de unos 35 años y es amiga suya.
¡Basta! soltó Florencia, ya se quien es. Sigo? preguntó la mujer. Siga?…se acuestan y ya llevan varios meses y se quieren. En ese momento Florencia no pudo detener un par de lágrimas mezcla de rabia y dolor. ¿Cuanto le debo?..su voluntad.
Ahhh se volvió la muchacha, ud debe conocer a alguien que destruya esa relación, yo tengo hijos..imaginese!!. la cartomántica después de hacer un manifiesto de que no podía recomendar a nadie porque ella trabajaba para el bien y no para el mal, además todo vuelve en la vida, hasta que Florencia le tiró sobre la mesa un toco de plata. En ese instante le dio el nombre de una mujer que la podía ayudar aunque le advirtió que tuviera cuidado porque segun las lenguas trabajaba con la magia negra. Florencia volvió a su casa derrumbada, esperó a su marido que como siempre llegó con pretextos y paquetes, lo sentó en el dormitorio para que no escucharan los chicos y le pidió por las buenas que confesara. Héctor apeló a cualquier artisteada, y como los psicópatas forzó el llanto pero no lo hacía por el dolor de su mujer sino porque estaba en riesgo el romance clandestino que mantenía con su mejor amiga.
Florencia, le advirtió que era difícil la vida de los separados y más con niños, obtendría el repudio general y además con el agravante que lo hacía con una amiga. Héctor ante el aluvión de las pruebas, se desmoronó y confesó. Esa noche como todas las demás dormiría en el altillo. A la mañana siguiente Florencia se adelantó a la terapia grupal y frente a frente le apuntó a su amiga infiel de que el marido ya había confesado; que no era necesario que se enterara su esposo, pero por el mal que había hecho no se las llevaría de arriba. Gabriela estaba lívida, sombría aunque temía que un día esto iba a ocurrir. Le preguntó:
¿ Es cierto, que vas a hacer?. Florencia le contestó, nada, absolutamente nada, ni siquiera nos vamos a separar, todo debe seguir normalmente, palabra que se sentía incómoda que la usaran en ese momento. Y terminó con una amenaza: la amistad se terminó obviamente, pero te vas a acordar de mi, y te digo más, vos lo vas a sentir y yo lo voy a ver. pero….esperá la siguió por toda la casa Gabriela, que me estas amenazando?…Florencia sin dar vuelta la cara, se fue advirtiendo, tomalo como quieras!!! y pegó el portazo.
Esperó como una media hora, había gente antes que ella, era un lugar a media luz con imágenes mentirosas, olores que nunca había sentido hasta que le tocó el turno. Una mujer pasada en años, detrás de un escritorio pletórico de fetiches y velas de todos los colores rodeaban a esta mujer. Florencia quiso comenzar a contar, pero la mujer la interrumpió: ¡se a lo que viene!. Ya soy vieja y ducha en estos temas que me va a plantear. Yo le voy a preparar lo conveniente, Usted venga mañana y estará listo; mañana me paga. Usted se hará cargo de que el trabajo llegue a la persona que debe haberle hecho el mal que sospecho. ¡Siguiente!.
Florencia se fue desencajada porque no tenía la más pálida idea de lo que había escuchado y además a que se refería no con el trabajo que era una brujería, sino que ella tenía que aplicarlo!!!. Los ahorros desaparecieron, le cobró más de la cuenta y le entregó fetiche con la recomendación: No lo abra salvo cuando lo incruste y debe entrar en el cuerpo. ¿ pero?….¡siguiente!. Otra vez florencia se quedó perpleja a demás no podía verlo, tocarlo; era algo pequeño que debía entrar en el cuerpo de la amiga pero cómo?. Se las ingenió, al dia siguiente volvió a la casa de Gabriela quien tenía los ojos hinchados de tanto llorar, Eduardo su marido creía que era por una bis abuela que se inventó y en realidad lloraba no porque tuviera miedo sino porque lo extrañaba a Héctor. Florencia muy cauta entro, se sentaron, Le dijo que ella se había extralimitado que estas cosas pasan y que son involuntarias, asi que si bien ya nada sería igual, por lo menos que disimuláramos la tragedia. Aquí traigo unas facturas para el mate!!. Gabriela estaba desconcertada. Cuando preparaba el mate Florencia puso las facturas en la panera. Empezaron a charlar, pero Gabriela decía que no tenía hambre y Florencia ya se había comido casi todas las facturas mientras que la factura maldita seguí intacta. Le rogó que comiera, que no era para tanto, que hay vida después de la infidelidad y así por el estilo. Sintió un alivio profundo cuando Gabriela comenzó a comer la factura; ella siguió con los mates ahora Florencia estaba feliz. Se despidió y tomó pecho: ¡tarea cumplida!.
TRES
Paradójicamente luego del escándalo, Héctor volvió a la cama con su mujer aunque no tuvieran relaciones, se había muerto el amor, quedaron como socios para llevar la casa para que los niños no se dieran cuenta. En el caso de Gabriela comenzó a sentirse mal, tenía dolores que no sabía explicar, Eduardo la llevó a todos los médicos, le hicieron muchos estudios, todo se veía bien, como siempre pasa, le aconsejaron un psiquiatra pero la cuestión es que los dolores seguían.
Le dolía el estómago con puntadas muy fuertes que no había forma de calmar y generalmente Eduardo detectó que esos dolores le venían cuando comía, por lo tanto estaba dejando de comer, y cada vez estaba más flaca; mientras que en frente desde el otro ventanal Florencia se sentaba a ver lo que quería ver y que la bruja le dijo que solamente eso podía leer y nada más: a tal hora usted comprobará. Eduardo sacaba a su mujer al patio, la llevaba a caminar, ya se le estaban acabando los argumentos y Florencia esperaba, tenía satisfacción de que su ex amiga estaba cada vez más precaria pero la sentencia que le dio la bruja no aparecía. Los dolores seguían, eran puntadas y cuando a duras penas podía comer algo; la muchacha comía y comenzaba a sentir puntadas en la boca del estómago que no podían calmar de ninguna manera.
Florencia estalló en una carcajada, un grito de victoria cuando pudo observar lo que quería ver y estaba esperando…¡ Hector..Héctor! vení…vení a ver!. Que pasa vino presuroso el marido entonces ella le señaló con el dedo, eran aproximadamente las 13,30hs; entonces vieron cómo Gabriela para calmar el dolor había encontrado la fórmula aunque maldita cada vez que comía, era lo único que la calmaba, reptaba como una víbora, ante el cuidado preocupado y discreto de su marido, así se arrastraba, pero reptaba, levantaba el cuerpo, empujaba y hacía una especie de círculo. Eduardo estaba descorazonado, Gabriela si no hacía los movimientos de una víbora no podía comer en consecuencia estaba convertida a hacer una mala suerte del paseo de la víbora.
Florencia le señaló al marido: ¿ viste la que mal hace , mal acaba?. Héctor indignado, le preguntó…no me digás que vos estás metida en esto?….si le contestó y qué la vas a defender?….todavía la querés, andá! es una víbora. Héctor se indignó: ¡ sos una reverenda hija de puta! una mala mujer, una basura, una porquería…siiii papá le contestó, feliiiiiiz, feliz como cuando vos ibas y te encamabas y yo aqui como una pelotuda esperando las excusas del señor, ¡tomá! ahí la tenes. Héctor volvió al altillo, ya no miraría nunca más a su mujer aunque..Neruda: nunca digas nunca.
Eduardo estaba desconsolado, se pasaba las horas mirando la nada, la vida se le volvió un calvario y no sabía por qué y lo decía permanentemente por que a mi? por qué?..que hice mal?….no había respuestas. Gabriela comía, pero reptaba como una víbora cada vez que a la fuerza la hacían comer. Y a los lejos se escuchaba o sería psicológico la carcajada como la de aquel aquelarre cuando fue invitada a ver esa reunión de brujos que se juntaban en el medio del campo y de noche.
CUATRO
Eduardo y Gabriela salieron a la madrugada y cuando llegaron 3 horas después ya estaba aclarando solamente había dos automóviles delante suyo; había que esperar. Le pasaron un dato y claro, cuando uno está desesperado recurre a cualquier expediente en esta vida. Fue a ese lugar. Llegó a las siete de la mañana, recién al medio día pudo entrar, se comió varias horas pero sabía que no tenía opciones asi que consumada la espera entró con Gabriela que parecía escuálida, esmirriada, muy deteriorada. Esperaron porque no había nadie hasta que apareció un anciano con barba blanca que le llegaba a la altura del ombligo. Comenzó a contar lo que sucedía porque Gabriela prácticamente se dormía ya que estaba demasiado débil y transida por el dolor. El anciano escuchaba atentamente todo lo que sucedía, Gabriela cada vez que comía, debía reptar como una víbora para calmar las puntadas.
El anciano sin decir nada se fue, hubo que esperarlo casi una hora, Eduardo estaba a punto de estallar, de allá, volvió. Se sentó y sentenció: esto es viejo, estuve viendo, va para largo, le preguntó: Ud tiene donde quedarse?…no sé..si por que….Porque , hay unas señoras aqui cerca tienen una pensión, vamos a empezar ahora pero nos va a llevar si es que tenemos suerte por lo menos tres días. Eduardo aceptó; el anciano le recomendó, puede beber, pero que no coma nada sólido y me la trae mañana a esta hora. Asi lo hicieron.
El anciano en las curaciones no se le entendía nada, hablaba un dialecto rarísimo, y después volvían a la pensión, pasaron tres días y Eduardo empezó a impacientarse además la esposa cada vez estaba más flaca porque solamente tomaba líquidos. Al cuarto día, el anciano; traigamela en la noche, despues de las once de la noche. Eduardo, con fastidio se preguntaba si no estaba perdiendo el tiempo mientras la mujer se le moría a todo Esto Florencia al no verla por varios días pensaba que ya estaba internada grave o muerta.
Eduardo y Gabriela llegaron por la noche, el marido la ayudaba a caminar estaba muy débil. El anciano trajo una frazada y la extendió en el piso. Comenzó a dar instrucciones: pongala boca abajo, Usted sientese ahí y no intervenga para nada; Eduardo Asintió. Gabriela dormía. El anciano se retiró, Eduardo empezó a rumiar, uhh ahora va a estar una hora..que ocote!!!!. El anciano tomó el cuerpo de Gabriela, le hizo tragar un líquido que ella no quería, por el amargor y la puso como comunmente se dice en cuatro patas, comenzó a apretarle hacia abajo la cintura, la chica hacía arcadas, la levantaba y la ponía en la misma posición, Gabriela se quejaba, luego gritaba de dolor, y cuando aullaba, Eduardo amagó con levantarse, y el anciano le advirtió: ¡Ud se queda ahí!. Siguió con esos ejercicios, el anciano volvía al rito y dialecto hasta que se le subió como cabalgando y la empezó a forzar, la sacudía y de repente, pegó un salto dejó sola a Gabriela, Eduardo miraba y no entendía nada, El anciano pegó un grito y Gabriela comenzó a vomitar nada, eran vómitos, pero no vomitaba nada, entre arcadas y quejidos, hasta que expulsó algo con sangre, pequeño, indescifrable y Gabriela se desmayó. Quedó tendida, El anciano dijo que la dejara descansar y tomó esa cosa que había vomitado y la puso en la mesa donde atendía. otra vez se fue, Eduardo tuvo la tentación de ver pero se freno. Volvió el anciano con una palangana, con agua y tiró lo que en realidad era el maleficio dentro, lo lavó, le sacó la sangre, sacó la palangana, Gabriela dormía y le mostró a Eduardo: esto es magia negra, está preparado para que lastime cuando come, Eduardo se acercó curioso, pero qué es?…el anciano le contestó..no lo ve?…es un alfiler de gancho abierto, se lo han puesto en algo que ha comido, cada vez que comía algo el estómago espera, llega la comida y se clava, cuando ella reptaba, se alivia segun el movimiento hasta que se vuelve a clavar y tiene que volver a la posición anterior.
A Eduardo le volvía la vida y Gabriela cuando despertó dijo ¡tengo hambre!, cuando ella empezó a comer lo hacía con miedo pero los dolores no volvieron, porque el hechizo estaba destruido. Eduardo le dijo al anciano: le debo todo, la vida, elija, quiere que le deje el auto?..el anciano sonreía, le señaló ve ese tarro, ponga si quiere y tiene unas monedas es para los niños que vienen con hambre. Volvieron Y ya en el camino ambos habían tomado la decisión se irían para siempre de donde vivían. Y asi lo hicieron, primero alquilaron hasta que se vendió la casa, pero cuando se fueron lo hicieron en silencio luego la mudanza se llevó todo. Gabriela recuperaba peso, solamente le quedaba el peso de la culpa por lo que le hizo al esposo, pero nunca le confesó nada; tampoco Eduardo supuso quien hizo esta maldición no quería hablar del tema, había prohibido volver a hablar de eso.
CINCO
Gaby!!!!!teléfono para vos. Hola!!!..Gabriela, habla Héctor…Ehh tanto tiempo..si, desde que ustedes se mudaron bueno perdimos el GPS pero además es cierto nos distanciamos, mirá te llamo porque Florencia me ha pedido que quiere verte, No se….ha pasado tanto tiempo. Gabriela se sorprendió..es que…no se que decirte, la relación no terminó bien..y me da apuro. Además no estarás pensando…mirá yo recompuse mi vida; pero no interrumpió Héctor, ni se te ocurra que te llamo por lo que tuvimos eso a mi me trajo la desgracia, no es porque Florencia aqui cayó en desgracia, no la quieren tener internada, pero yo la atiendo y nuestros hijos de todas maneras está en la cama bien atendida pero quiere hablar con vos, me lo dice cada día de mi vida, entonces le prometí que te iba a llamar pero tomalo como un cumplido si no queres le pongo una excusa y listo porque me imagino que ustedes la pasaron ma..me enteré de tu enfermedad, pero despues desaparecieron la verdad hemos tenido vidas de mierda Gabriela.
Lo único que te pido si queres yo no voy a estar si te molesta es si te podes dar una vuelta y bueno hablan cosas de ustedes, pero vos decidis. Se produjo un silencio demasiado largo; dejame pensarlo y si Eduardo no tiene problemas; bueno vamos, en fin. Gracias, muchas gracias los espero cuando puedan, chau , chau.
Que quieren? preguntó Eduardo desde el baño afeitándose. Gabriela le contó que su amiga quería verla; amiga!!!no me digas que vamos a ir a ver a esa hija de puta, que no hablo del tema creen que no se lo que pasó, pero es ella la que te hizo el mal..de que estamos hablando!!!!!, calmate, no volvemos y listo, le dijo Gabriela. Pero pasaron los días y Eduardo aflojó, total dijo, que carajo me importa, la relación murió, con el tipo no tengo nada, Gabriela con culpa escuchaba, que carajo me importa en una de esas me quedo en el auto, te llevo si es hablar cinco minutos y listo.
Pero cuando fueron entraron los dos, se saludaron con Héctor y los invitó a tomar algo mientras arreglaban la pieza de Florencia. Pidieron agua, Pero Eduardo compartió unos mates hasta que se levantaron y justo salía de la habitación un sacerdote, ahhh, dijo Hector el padre es nuestro director espiritual siempre hace una visita; se saludaron cortezmente; y el padre se quedó conversando con uno de los hijos. Héctor los invitó a pasar al dormitorio y el encuentro fue espeluznante; Florencia era una cuerpo sin cuerpo, solamente se le veía la cabeza y los brazos estaba conectada a un respirador y con suero. Se quedaron atónitos y la vista se dirigió a Héctor para que contestara que era esto, parecía un vegetal, que paso!!!. Y Héctor abrio los brazos medio como se encogió de hombros, y poco pudo decir ante la magnitud de ese espectro: empezó a degradarse y no hubo caso, se fue consumiendo, recurrimos a todo lo que se puede hacer humanamente y bueno. Gabriela estaba a punto de vomitar, por el olor a orin que había en la pieza, se había trasminado todo, los cuadros , el techo, las paredes, el olor era espantoso y ellos no lo notaban porque también estaban pasados a olor y por mas que la cambiaban, la limpiaban todos los días no había perfume, nada que sacara ese olor que se apoderó hasta del ánimo de los visitantes. Aunque ya no venía a verla nadie, porque como les pasaba a Eduardo Y Gabriela con ese olor, no se podía estar nos e podía respirar. mientras que florencia con los ojos cerrados, respiraba mal, le costaba todo y parecía que la hacían vivir de prepo.
No hablaban, Eduardo pidió permiso para salir al patio y Héctor le comenzó a hablar a Florencia…Flor!!!Flor!!! sabes quien ha venido, tantas veces que me lo pediste, Gabriela!!!!!Florencia medio como que quiso erguirse pero fue imposible, se le cayeron dos lagrimones, señal de que entendía lo que estaba pasando. Gabriela superando el olor a orin, se acercó al oído, le habló: Florencia…perdón…pero la moribunda quería decir algo aunque fuera lo último, le pidió que le sacara el respirador, Héctor se fue con Eduardo. Hizo un esfuerzo fatal, sobrehumano y le murmuró al oído: Gabriela no puedo irme sin que me perdones, vos sabes que fui yo; necesito tu perdón. Gabriela la calmó, por favor si la que tiene que pedir perdon soy yo, pero te vas a poner bien!!!!Noo..me quiero morir..decime que me perdonas!!! te perdono por favor, por supuesto y le volvió a poner el respirador porque se estaba poniendo morada. En Eso entró el sacerdote, Intuyó la situación; Florencia le tomó la mano a su amiga, ya no podía hablar, el sacerdote y Gabriela se miraron. Y comenzó Deus Pater misericordiarum. Que conteste con la mano le pidió el padre a Gabriela….Te arrepientes de haber ofendido a Dios?..Florencia apretó fuerte la mano a Gabriela….te arrepientes de todos los pecados cometidos?….Le volvió a apretar la mano con fuerza….ET EGO ABSOLVO!…..y aflojó la mano.
Salieron y entraron los hijos y Héctor, todos la abrazaban y lloraban. Florencia esperó el momento, esperó a la amiga, como casi siempre pasa, los moribundos no se quieren ir pendientes, y se murió.
Volvían, la noche pintaba estrellas, Eduardo miró a su mujer; en que pensas?…en la medallita que se me cayó aquella noche y que no encontramos. Si dijo Eduardo, yo fui el culpable de no levantar la mesa y encontrarla. Ya está! dijo Gabriela, las tragedias siempre empiezan debajo de la mesa y terminan debajo de las sábanas completó Eduardo. Semáforo, un joven, limpio el parabrisas señor?…No M”hijo…tomá estos billetes, disfrutalos. La miró a su mujer: ¡no es el parabrisas, son los ojos que se nos ensucian con la vida!.
JC MALIS..TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
Excelente !! Cuantas Gabriela, Héctor, Florecía y Eduardos, por ahí. Y …me pasó, no era mi mejor amiga , pero muy aprecida. Y como duele esa traición, de quienes menos esperas
A el, no lo vi más. Ella anda por ahí, queriendo ” conversar conmigo” ( no me interesa). Al leer este relato, revivi ese tiempo. Aun quedan remeniscencias de ese dolor. Hoy hay otro amor, ese que llega sin esperarlo, después de los 50. Casi 10 juntos. Y los recuerdos siempre duelen, o te hacen sonreir, segun el recuerdo.
.
GARCIA MARQUEZ..LA VIDA ES LO QUE UNO RECUERDA Y COMO LO RECUERDA PARA DESPUES CONTARLO.