CUENTO.

UNO
La discusión entre los cuatro hijos iba tomando temperatura porque la cuestión se estaba volviendo remanida y la solución no aparecía. Desde hace un par de años había muerto la madre y realmente no sabían que hacer con el padre, porque quiérase o no molestaba; no porque fuera un idiota sino porque aun estando un tiempo con cada uno; él mismo se sentía un estorbo. Dos hijos alquilaban y los otros dos vivían con sus respectivas parejas en la casa de los padres. Por lo tanto Aurelio se quedó en la pampa y la vía y nunca tuvo carácter de dejar a sus hijos en la calle, porque todavía en vida era dueño absoluto de una casa grande, de dos pisos, con patio pletórico de flores como le gustaba a su esposa. El día que ella murió sentenció: “no entro más a este patio!!!y cumplió no volvió a estar un segundo en ese lugar donde pasaron décadas viendo pasar la vida con su compañera.
Ahora todo era muy fastidioso, porque lo llamaban para comer, le recriminaban si adelgazaba, lo mandaban con los nietos a la plaza, tenía que hacer los trámites como un ejercicio constante para que todo fuera perfecto, como a él obsesivamente le gustaba que no le debiera nada al fisco, que la casa estuviera impecable; viendo los programas de televisión que no le gustaban y costumbres que detestaba como los nietos hablando en voz alta y cortando las conversaciones en la mesa cuando usaban los celulares. Los padres eran permisivos y más de una vez debió a la humillante condición de mover el intestino u orinar en un tarro porque al baño no lo desocupaban nunca. De conversaciones, debates, ya no participaba más porque con razón o sin razón nadie le llevaba el apunte hasta que un día en la casa de una de las hijas, se sintió ninguneado de tal manera, cancelado como persona, sin opciones que los reunió y les comunicó que con su jubilación podía pagar un geriátrico.
Simularon un escándalo pero en el fondo todos se sentían inflamados de felicidad se sacaban el estorbo de encima, y ya no escucharían temas agobiantes como los remedios, que si tomaste la pastilla y la media pastilla, que si no tomaste el anticoagulante, que si fuiste a verte la tiroides y de paso, le recordaban permanentemente que no se olvidara de ser justo y equitativo con la herencia. ¡Che pero esta cuestión es de mal gusto, todavía estoy vivo! replicaba, pero el tema siempre volvía. Atilio, el mayor quedó en acompañarlo al geriátrico, hicieron los trámites, tenía como pagarlo y se instaló con la promesa de que lo visitarían aunque él si quería algunos fines de semana podría pasarlo con algunos o con todos los hijos.
DOS
Aurelio tenía el consentimiento de visitar a su esposa en el cementerio y los hijos habían dado el aval, lo hacía esporádicamente, hasta que un día, como los perros que están embravecidos, de ahí nació la frase: con el ocote afuera y se fue a ver a su esposa muerta pero esta vez no compro flores. Llagó, tampoco limpió el niño y empezó a descargar toda su bronca contra Blanca: mirá, estuvimos juntos 50 años y no se si le estoy hablando a un espíritu o a un par de huesos de todas maneras mi referencia es venir aquí, porque es cuando más me florecen los recuerdos, vos te fuiste antes, te saliste con la tuya cuando apostábamos quien se iría primero de este mundo; pero hoy te vengo a decir, no te voy a llorar; que hemos tenido cuatro boludos, dos machos y dos mujeres que no valen nada y que tantas discusiones nos costaron cuando yo te lo advertía en vida: ¡ no sobreprotejás a estos tarados, no hagas edipo con estos pelotudos porque te van a envejecer, te comieron los riñones, vos nunca me diste bola y ahora ya no vivo con ellos. Pero no es rencor ajuste de cuentas!, tan mal no estoy para pasarme de tarado de seguir la discusión despues de muerta. Lo que te vengo a comunicar Blanquita, es que aquí no vuelvo más, como no volví al patio, que no se si te lo cuidan, nunca más. No vuelvo más, porque me hace mal venir a conversar con una muerta solamente porque se te ocurrió a hacer todo lo posible para irte antes de este mundo. Y se quedó con el corazón pensativo, pero no soltó como otras veces una sola lágrima, aunque no decidía irse porque pensaba que mientras caminara hacia el no retorno, Blanca lo estaría viendo, siguiendo y quizás protegiendo. Sacudió la cabeza le dijo adios, antes de rezarle un Padre Nuestro y no volvería hasta diez años después cuando ya estaba muy decrépito, pero no la encontró y luego se enteró indignado que sus hijos, la cremaron y por unos pesos le vendieron el nicho a alguien que estaba necesitado y no sabía donde poner a un pariente en un cementerio que estaba saturado. Y se fue!.
Volvió tarde porque se quedó pensando en el parque y no tenia ganas de almorzar. Cuando llegó una de las cuidadoras le advirtió que debía cumplir los horarios porque ellas estaban obligadas a llamar a los responsables, sus hijos en caso de que se demorase. Aurelio contestó secamente: Los tiempos los manejo yo, para eso pago!; ella le contestó: está equivocado, aqui se cumplen las reglas y de paso, se tiene que bañar!!!. Esta sugerencia orden, fue el detonante para que Aurelio se sacara y sin contenerse, cerró la puerta, la dio vuelta a la cuidadora la tomó de la nuca y la amenazó: ¡ escuchame flaca culiada, conmigo no, ya he visto en la forma que tratás a los pobres viejos, a mi no me vas a humillar cuando tengo que usar el jabón y tené cuidado, no tengo nada que perder!!, abrió la puerta y la empujó. Paradójicamente en vez de quedarse preocupado, durmió una siesta profunda, porque sentía que habia hecho catarsis.
Temprano en la mañana siguiente llegó Atilio, el hijo mayor, el padre estaba arrellenado en uno de los sillones del jardín, siempre lejos de los demás. ¡Qué te pasó, me llamaron, una más y te echan a la mierda, por qué te comportas así? o sea que ya ni en los geriátricos estas contenido, mirá los problemas que tenemos nosotros con las cuestiones diarias; Aurelio lo interrumpió; las mismas o peores que tuvimos con tu madre cuando ustedes dormían la dolce vita; no me vengas a hablar de cómo llevar una casa y menos vos que viviste toda tu vida dentro de la panza de tu madre!- El hijo se quedó perplejo y lo miraba pero no sabía que contestar. ¿ O sea que los quilombos que tuvimos en vida cuando vivía la vieja estoy condenado a vivirlo aqui en un geriátrico? eso es lo que me querés decir!!! y otra vez, la factura de que somos unos vagos….es un karma esto!!!!. Ningún Karma contestó Aurelio; lo que digo y no hace falta que me echen tengo una buena jubilación, me voy, lo que estoy diciendo es lo que acabo de decirle a tu madre en el cementerio: ustedes son…pará..que estoy perdiendo la memoria corta…ustedes son cuatro energúmenos o por qué crees que estoy aqui?. ¡Sos un desagradecido disparó Atilio!; el padre se puso de pie: ¡no vengan más!..si como escuchás no los quiero ver; ¡me molestan, me fastidian. Tomalo o dejalo pero ustedes y vos que sos el mayor y por lo visto vocero, Vienen y no me ven más. ¿ Pero pa…..Pa las pelotas, ustedes pertenecen a una generación de boludos, les di la vida, los crie les di la casa, y pronto se quedarán con la herencia. Chau!. se levantó y se encerró en la habitación. Atilio no entendía nada.
TRES
Pasaban los días, las semanas, venían a visitarlo pero no los recibía, no quería ver a ninguno, hasta que habían pasado 3 meses sin verse; los nietos a veces preguntaban pero las respuestas eran vagas y mentirosas. Aurelio estaba cayendo en una depresión, ya no le encontraba una pizca de sentido a la vida, aunque para no tener que ir y buscar otro geriátrico cumplía con las reglas, a la cuidadora que amenazó no la volvió a mirar y ella lógicamente pensaba este viejo hijo de puta debe ser un asesino serial, le tomó miedo y ni se le acercaba. Aurelio comenzó a aliviarse, le cambió la cara; ¡había encontrado la salida a la cruel depresión? si y no. Si porque tenía la salida y no, porque no era lo mejor. Lo meditó mucho, evaluó las consecuencias, fue madurando la decisión y le puso fecha al final. Luego de esa fecha, dormía bien, comía mejor y se le mejoró el ánimo. Quiso pedirle disculpas a la empleada, pero ella lo eludía permanentemente. Pasaron los días y llegó el día. Aproximadamente a las 21hs se fue a acostar, pero se quedó dormido y al día siguiente cuando dormían la siesta era el momento. Se tocó la arteria, la yugular, tenía un escooter, midió el tiempo, el estrépito de la sangre que saldría a chorros, las convulsiones y tenía por delante un par de horas para terminar con toda esta cuestión que se llama vida y que nadie sabe que carajo es. Toc, toc..le tocaron la puerta. Aurelio se fastidió, ¡puta madre aqui te interrumpen hasta cuando te estas por suicidar!!!!. Abrió y se encontró otra vez con la empleada que había tenido aquel mal momento. ¡Señor un par de personas quieren verlo!!…Otra vez Usted, viene y me interrumpe justo que estaba por suicidarme!!. La chica salió rápido murmurando ahh no este viejo está para el manicomio!!!.
Tres hombres de traje, presentables, dos hablaban el castellano y uno le costaba, era norteamericano. Aurelio se presentó, el día estaba templado sobre las 15 hs. Se presentaron, uno de ellos dijo, ¡le interrumpimos la siesta!. Aurelio contestó, no, solamente estaba por suicidarme y bueno soy cortes, los atiendo a ustedes. creyeron que era una ocurrencia y se rieron, en realidad no sospechaban que le estaba diciendo la verdad, estaban interrumpiendo a un potencial suicida. La conversación continuó: su nombre es Aurelio Lerice, es así; Lérice le contestó Aurelio, es apellido de origen siciliano. Ahh bien; Sr Lérice, lo venimos buscando desde hace un tiempo porque Usted es el autor a algunas obras literarias que fueron escritas de su autoría; figura el número de los derechos de autor. Hemos leído no todas, pero nos interesan unas cuantas y respetuosamente queremos saber cómo le fue y si están a disposición del mercado. Aurelio estaba tratando de salir del pensamiento suicida pero prestaba atención: Algunas anduvieron bien pero no satisfacieron mis expectativas, aunque a la gente que los leyó les gustó. Aqui no se hace plata con la literatura salvo libros políticos de tipos renombrados y de hechos que todos hemos vivido y sufrido por lo demas, el mundo digital se llevó todo puesto y los libros de papel, las revistas papelarias ya no se leen la gente perdió la paciencia. Otro de los caballeros, quien le costaba hablar bien el castellano le preguntó sobre la situación del derecho de esas obras y que haría con ellas. Aurelio les contestó, que el ciclo había terminado porque tenía miedo de repetirse, en consecuencia canceló la escritura. Dieron vueltas, son los artilugios de cuando no se va al grano pero Aurelio como ya no tenía nada que perder y estaba suspendiendo el suicidio, los conminó, vayamos al grano, a los bifes, al tema. Nosotros queremos comprar gran parte de toda la obra, le pagamos cash y le damos el 15 por ciento de las ganancias por las ventas que se hagan. Somos una empresa que publicamos todo en papel y digital.
Aureliano no contestaba porque todo lo que vivía en ese instante sumado al suicidio frustrado medio como que lo estresaba. Se quedó callado y abrió los ojos cuando le preguntaron: ¿ cual es el precio de su obra?. Le habían mostrado folletos folletos, libros, promociones en muchos idiomas para garantizarle la seriedad de la empresa. No lo dudo dijo Aurelio, en cuanto al precio, no tengo la menor idea, lo que no significa que regale nada porque como dice Machado, el necio confunde valor y precio y libros de mucha valía. ¡En absoluto, le contestaron! es una obra valiosa que va a andar bien, estamos en el mundo de los negocios y hemos hecho un estudio quienes nos aconsejan que adquiramos estas obras. ¡Díganos el precio!. pero no se animaba, hasta que el norteamericano se adelantó, le parece bien un millón y cobra el 15 por ciento de las ventas!!. Aurelio que ya no se encolerizaba como otros años y pensando en el final de su vida sin sentido, se animó: ¿ Uds piensan que la obra de mi vida vale un millón, prefiero quemar todo. Alguien le contestó pero es que aqui la plata no vale nada….Justamente contrarrestó Aurelio, la plata no vale pero con ese ofrecimiento yo no entrego la siesta, asi que la respuesta es no. Con gestos de preocupación el americano insistió , entonces cuanto cree que vale la obra, los derechos de autor. Pero es que con un millón no compro ni un juego de comedor!!!!. Y se quedó estático, le faltaba la respiración, no podía creer lo que escuchó: ¡un millón de dólares, no le alcanza ni para un juego de comedor?. Ahhh, esteeee…escuché mal, ustedes ofrecen un millón de dólares?….por supuesto es lo que acabamos de ofertarle, cediéndonos todos los derechos, con escribano y le depositamos. Aurelio intentó alardear, lo voy a pensar; pero rápidamente reflexionó, bueno en realidad como ya no me dedico y tengo otros negocios, para que la gente compre y se alegre y se emocione con la literatura, creo que no estaría del todo mal!!!. Entonces acepta!!! y si…si acepto. Entonces un dejo de satisfacción y sonrisa sonrojo la cara de los ofertantes. Acto seguido se fueron a un escribano. Se hizo toda la operación, Aurelio les entregó todo, obras, derechos, una vida escribiendo. Ellos le depositaron, parte se lo llevaría la Afip, de todas maneras no podía enhebrar los sentidos a partir de ese cambio brutal que habia dado su vida, porque estuvo a dos pasos de la muerte y ahora, aparecía otro mundo. Quedaron de acuerdo sobre la fecha de los depósitos, lo llevaron a cenar y se despidieron.
Volvió etílicamente alegre, nadie le dijo nada porque conocían sus reacciones, todos dormían, quedaban dos empleadas entre ellas la que tuvo problemas. Aurelio sabía que esa noche no iba a dormir, y no lo haría nunca más, un tsunami de sensaciones recorrían todo su cuerpo, sentía algo de culpa por la despedida que tuvo con blanca su mujer, tomo la tohalla, el jabón y fue a bañarse y afeitarse. Cuando salió del baño paso por la cocina donde estaban las empleadas y se quedaron mudas, les entró pánico: ¡ chicas ahora mismo no me verán más, vine a despedirme, estaba totalmente desnudo, y se retiro a su habitación. Las mujeres estaban lívidas: les dije que este tipo esta para el manicomio..viejo depravado, seguro que nos quiere violar y mal no está el viejo dijo otra…callate! hay que llamar a seguridad!!. La cuestión que Aurelio Lérice en ese mismo momento dejaba el geriátrico, el suicidio, aquel pasado podrido y sintió el fresco sublime de la madrugada mientras caminaba hacia el centro de la ciudad: había descubierto que hay otro mundo.
CUATRO
Aureliano tomó una decisión sabia en ese momento de euforia, viviría la vida como a él le gustaba, se metió en un tour en uno de los cruceros más fascinantes, habló con el capitán, le exigió que adquiriera un féretro, porque si era un hombre con problemas cardíacos la empresa le exigía eso y las prevenciones, la dirección de los parientes y en caso de morir pondrían su cuerpo en el frigorífico hasta llegar a destino.
Pero Aureliano, se olvidó de tomar los diez medicamentos diarios, se sacaba fotos en los lugares más paradisíacos del mundo, porque nunca se bajaba de los cruceros y los hijos, toda la familia estaba enloquecida primero porque no sabían de donde sacaba la plata y en segundo lugar porque estaba gozando lo que a ellos no les estaba permitido. Por las noches en los cruceros, cenaba, hacía relaciones participaba de las fiestas y muchas veces entraba a camarotes distintos, se le despertó todo; vio amaneceres, volvió a decir sin miedos te amo, en las auroras con un sol inmenso con una luna serena en todos los mares.
Cuando llegaba a cada puerto podía seguir o como hizo en Europa en un tren especial recorrió toda Europa y conoció lugares majestuosos, sublimes que solamente los había visto por televisión; estuvo asi viviendo la segunda dolce vida y no tenía problemas físicos de ninguna naturaleza, el corazón le latía como si siempre estuviera de fiesta; asi pasaron 5 años de su vida, recibiendo postales de sus nietos en la escuela, de sus hijos siempre sonrientes aunque por dentro se mordían, el les contestaba pero no les enviaba un mango lo que enardecía los contertulios entre los hijos que no lograban averiguar de donde sacó toda la plata.
Seguro se lo robo a la vieja toda la vida, noo decía Atilio este tipo lava guita, todos opinaban pero cuando llegaba alguna postal corrían para ver si había una noticia que les lloviera algo de plata. Aurelio iba por la décima novia y ni se acordaba de ellos y no por venganza sino porque el mismo día que le llegó era regalo del cielo dijo voy a vivir como quiero como a mi me gusta.
Solamente volvió a Buenos Aires se compro un auto de lujo y se vino a Vicuña Makena porque tenía una obsesión encontrar a un pordiosero que cuando él fue camionero le dio una mano fundamental por esos lares y de noche. Iba i venía recorriendo la ruta por donde lo encontró pero no lo veía, estuvo una semana y ya un poco descorazonado, decidió marcharse pero sorpresas te da la vida, en un cafe viopasar a un hombre desaliñado, lo siguió y era justamente aquel ingeniero electrónico que con unas herramientas y algunos alambres lo sacó del apuro. Lo encontró hablaron y el ingeniero le dijo, ¡claro que lo recuerdo, le hice un trabajo y pudo llegar a su tierra, por cuatro damajuanas de vino.
Aurelio se emocionó y le contó que los mecanicos no podian creer el trabajo manual que había hecho este hombre y que le pidio lo llevara 20 kilometros y cuatro damajuanas. Le había ofrecido en el camino sacarlo de la mendicidad y tenía chances de nombrarlo profesor en la Universidad pero él desechó esa idea, vivía como el queria, porque nunca pudo superar la muerte de su esposa.
Ahora le preguntaba como estaba si había cambiado de parecer..el prodiosero le contestó jamas!..esta es mi vida vivo de changas, vago por los caminos, y nunca alejo de mi corazón a mi mujer que fue la única y a mujer de mi vida.
Aureliano le preguntó si aun asi era feliz?…Le contestó por supuesto, vivo como quiero duermo donde me encuentra el sueño, como con hambre que es la comida más rica en el mundo y bebo porque el vino me transporta..claro, si ser feliz es sentirse bien, si, soy feliz. Aureliano lo invitó a cenar, le rogó que le aceptara plata para que no le faltara el vino y el ingeniero le aceptó, se despidieron con un abrazo y Aureliano también se fue feliz, porque no se queria morir pendiente; sentía que tenían una deuda con este pordiosero que por no poder superar el dolor fractura brutal del amor, vivió toda la vida enamorado, ironías de la vida.
CINCO
Murió en un crucero y como paso el tiempo sin que nadie se hiciera cargo lo tiraron al mar, pero cuando estuvo en Buenos Aires tomó las precauciones sobre la herencia de sus hijos. Sentados ante un escribano escucharon su voluntad. El silencio hablaba todos tenían ansiedad, el escribano comenzó leyendo la voluntad de Aureliano Lérice: destino todos mis recursos y derechos de autor al padre Opeka que esta haciendo una obra monumental en África. para mis Hijos les dejo la casa donde viví con su madre y mi cariño para toda la descendencia. Y e escribano cerró el expediente.
Hubo desmaños, insultos, nadie podía creer, alguien dijo por lo menos no nos quito la casa este viejo hijo de puta; pero Atilio medió bueno, pero no podía hacerlo porque la mitad de la casa era de la vieja. Además nunca supieron donde depositó los huesos, que se hundieron en el mar.
Con el correr de los años ninguno olvidó el agravio que lo tomaron como venganza por ir a parar a un geriátrico porque consideraba que lo trataban mal. De todas maneras, la vida continuaba, es la naturaleza del mundo y el suicidio por unos minutos se perdió un cliente; se lo robó al felicidad de Aurelio como aquel hombre que se puso una cuerda para suicidarse y cuando iba a saltar, quedó hechizado por el aroma de las primeras flores de la primavera, no pudo, se sacó la cuerda y se puso a cantar.
j c malis..derechos reservados.