
Monseñor Cargnello, arzobispo de Salta, venía de una comida con amigos y la policía lo paró para pedirle el carnet de conductor, que no tenía y se presentaba en franco estado de haber consumido alcohol. Estaba borracho y confesó que no podía mentir, que en realidad había tomado en exceso y que por otra parte sacó papeles pero no encontró el carnet de conductor. Un mal ejemplo para la sociedad en general porque aparte de ser Arzobispo, la policía le dio la mano y lo dejaron seguir libre sin detenerlo y quitarle el automóvil como a todo mortal se le practica y debe retirarlo despues de haber pagado la multa correspondiente.
Tiene antecedentes por maltrato de género en un convento de monjas que lo denunciaron y le aplicaron una perimetral donde no se puede acercar. Es violento, iba borracho, no llevaba el carnet, lo dejaron pasar y lo encubrieron porque la noticia apareció dos semanas despues del hecho.
Al parecer y no es blasfemia deducimos que tomandose todo el vino, ese cáliz falsificado, no es el consagrado lo llevaría al cielo de la ebriedad. Privilegio espurio hacia un apóstol que pretende seguir huellas bamboleándose.
jcm