
Elon Musk sigue siendo el hombre más rico del mundo pero quiere más dinero
El magnate lidera el último ránking Forbes de los hombres más ricos, impulsado por Tesla y xAI. Proyectos como Neuralink y Dubai Loop avivan su imperio, pero tiene hambre de más. ¿Hasta dónde llegará?

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Hoy 17:21El megamillonario Elon Musk reafirmó su corona como el hombre más rico del planeta. Según el ranking de octubre de 2025 publicado por Forbes, el visionario sudafricano-estadounidense acumula una fortuna de US$ 490.800 millones, un salto impresionante de 75.200 millones solo en septiembre. Esta cifra no solo lo mantiene en el primer puesto, un trono que ocupa desde mayo de 2024, sino que lo aleja aún más de sus perseguidores, con Larry Ellison, el fundador de Oracle, en segundo lugar con 341.800 millones.
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El listado de los diez más ricos del mundo, actualizado al 1 de octubre a medianoche hora del Este, pinta un panorama dominado por gigantes tecnológicos estadounidenses. Musk lidera con Tesla, SpaceX, X (antes Twitter) y xAI como pilares de su imperio. Le sigue Ellison, con su vasto dominio en software empresarial; Mark Zuckerberg, de Meta, con 205.200 millones gracias a Facebook, Instagram y WhatsApp; Jeff Bezos, de Amazon, con 196.800 millones, aunque vio una caída de 8.400 millones el mes pasado; y los cofundadores de Alphabet, Larry Page (167.500 millones) y Sergey Brin (166.900 millones).

Completan la élite Jensen Huang de Nvidia (165.200 millones, el único que subió dos posiciones), Bernard Arnault de LVMH (162.500 millones, el único no estadounidense), Steve Ballmer de Microsoft (160.300 millones) y Warren Buffett de Berkshire Hathaway (150.100 millones). Juntos, estos diez titanes suman US$ 2,3 billones, un incremento colectivo de 201.000 millones en septiembre, impulsado por los récords bursátiles en Wall Street.
Pero Musk no es solo un acumulador pasivo de riqueza; es un arquitecto incansable de futuros disruptivos. Su fortuna, según Forbes, se ancla en una participación del 12% en Tesla –con algunas acciones empeñadas como garantía de préstamos–, una valoración de SpaceX en US$ 400.000 millones basada en una oferta de adquisición de agosto, y xAI tasada en 80.000 millones. Sin embargo, el paquete de compensación por rendimiento de Tesla, valorado en casi 125.000 millones y anulado por un juez de Delaware en enero de 2024, sigue en apelación, lo que obliga a Forbes a descontar el 50% de las opciones de acciones de Musk.
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El catalizador de su reciente auge: un repunte del 33% en las acciones de Tesla, avivado por el entusiasmo inversor ante los planes de inteligencia artificial y robótica de la compañía, más la compra de Musk de US$ 1.000 millones en acciones el 12 de septiembre. Tesla reportará este jueves su trimestre más fuerte del año, impulsado por la prisa de compradores estadounidenses para asegurar un crédito fiscal de US$ 7.500 por vehículos eléctricos que expiró recientemente.
No obstante, no todo es un camino de rosas para el CEO: ejecutivos de Tesla cuestionaron a Musk tras negar la cancelación de un proyecto de vehículo eléctrico de 25.000 dólares, un modelo prometido que habría sido construido desde cero. Esta es solo una de las muchas promesas ambiciosas de Musk que han llegado tarde o se han evaporado, un patrón que Reuters describe como “sueños grandes pero entregas demoradas”.
Fuera de Tesla, el portafolio de Musk bulle de innovación. SpaceX, valorada en cientos de miles de millones, avanza en misiones orbitales y planes para Marte, aunque detalles específicos de octubre permanecen en secreto.
xAI, su apuesta por la IA “máximamente veraz”, está en conversaciones para captar US$ 10.000 millones a una valoración de 75.000 millones, según reportes de febrero que se extienden a rondas posteriores. En marzo, xAI se unió a un consorcio con Nvidia, Microsoft, BlackRock y MGX para expandir la infraestructura de IA en EEUU, un movimiento que promete inyectar miles de millones en centros de datos y chips avanzados.
Neuralink, la empresa de implantes cerebrales de Musk, da pasos concretos hacia la realidad: planea lanzar en octubre un ensayo clínico para ayudar a personas con impedimentos del habla, implantando chips que decodifiquen señales neuronales para restaurar la comunicación. Mientras tanto, The Boring Company firmó en febrero un acuerdo preliminar con la Autoridad de Carreteras y Transporte de Dubái para construir el “Dubai Loop”, un sistema de túneles subterráneos para vehículos autónomos que podría revolucionar el transporte urbano en la región.
En el ámbito de los semiconductores, Tesla selló un acuerdo de suministro por US$ 16.500 millones con Samsung, un pacto que podría impulsar la manufactura de chips en EE.UU. y fortalecer la cadena de suministro para vehículos autónomos. Y no olvidemos X, la red social que Musk transformó en una plataforma de “todo”, aunque su valoración ha fluctuado amid controversias políticas.
Pero si hay un hilo conductor en la trayectoria de Musk, es su insaciable apetito por más. En septiembre, Tesla propuso un nuevo paquete de compensación para su CEO potencialmente valorado en un billón de dólares, eclipsando cualquier remuneración ejecutiva en la historia corporativa.
Este “súper paquete” recompensaría hitos en capitalización de mercado, IA y expansión global, alineándose con la filosofía de Musk de atar su destino al de sus empresas. Además, 2025 marca su incursión en la política: como co-líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental bajo el presidente electo Donald Trump, Musk podría influir en regulaciones que beneficien a sus ventures, desde subsidios a EVs hasta contratos espaciales para SpaceX.
Los críticos de Musk argumentan que esta concentración de poder –económico y potencialmente político– plantea riesgos, pero para él, el horizonte es infinito. “Quiero más dinero para hacer más cosas imposibles”, podría decir, eco de sus tuits pasados. Con una fortuna que ya roza los 500.000 millones, Musk no se conforma: sueña con billones para conquistar estrellas, cerebros y ciudades subterráneas.
