
En primer lugar aclaremos que Julián Marías es el primer discípulo de José Ortega y Gasset, filósofos españoles que siempre visitaron y estudiaron a la Argentina. Ortega nos decía: ARGENTINOS ..A LAS COSAS!!!!!, porque nos veía bastante surrealistas y el exiliado polaco Vitold Gombrowicz coincidiendo lanzaba su: maten a Borges!!!!. Marías volvió muchas veces a la Argentina y estuvo en San Juan presentando su libro LA FELICIDAD HUMANA, sobre el cual hacemos una síntesis de esta obra hermosa.
Y dice que no se puede dejar cuando entra una mujer por ejemplo a un banco, dejando afuera como se deja el paraguas, la condición que es fundamental. Argumenta que la mujer es indiscutiblemente distinta del hombre, porque tiene otra naturaleza. De ahí que con Ortega llegaban a la conclusión de que había que disociar en naturaleza homínica de la naturaleza femenina. Creen en la complementación y no como se observa en la actualidad ya que el tiempo les dió la razón cierta competencia que los igualiza y se fracasa en el intento. Hoy las mujeres es cierto avanzaron en la toma de decisiones políticas, ocupa cargos que en la sociedad antes era exclusivamente del varón y ha logrado vencer relativamente al machismo. Pero hay actividades específicas que se mezclan y que pertenecen exclusivamente a la mujer, que no debió abandonar. Un tema para debate, aunque sobre derechos humanos sigue perdiendo la mujer, porque en muchos casos termina asesinada por el hombre.
Pero por encima del rol que juega cada uno, hoy observamos con perplejidad que la tecnología, la era tecnotrónica, la inteligencia artificial han llevado las cosas muy lejos de la mano del consumismo y nos encontramos específicamente ante una mutación tremenda, cunado el hombre deja de ser hombre, la mujer se entrevera sexualmente con otra mujer, cuando se produce la poligamia a la poliandria, la trieja que es todos ensamblados compartiendo cuerpos, teniendo hijos a veces de laboratorio. Entonces tenemos menos hombredad y menos mujeres que se atrevan a cumplir el rol que les cabe y que es insustituible. Este último es un agujero negro que devora la familia tradicional, la vecindad, la comunidad y que forma organizaciones que colgándose en la bandera de los derechos humanos, producen snobismos, mutaciones que ante la irrevocabilidad de la vida una vez traspasados esos límites, ya no se puede volver.
Actualmente vemos que Marías tenía razón, porque nos hemos acostumbrado a ver fundamentalmente en las denigrantes redes sociales a adolescentes y jóvenes y no tan jóvenes que muestran sus cuerpos con teléfonos vendiéndose como si fueran una mercancía. Mujeres operadas de una sociedad que le teme a la vejez que viven como si fuera naturalmente en los boliches en las fiestas turbias, donde cotiza el cuerpo y cobran, tienen sus tarifas, hay un mercado que las consume, viene a ser como una prostitución digital, que abarca a países generalmente de Latino América pero el alcance es mucho más lejos. Están los catálogos de empresas que cobran con tarjeta de crédito para conectar vínculos, que alguno que otro puede ser porque cada vez hay más gente que vive sola, pero la mayoría de estas relaciones han sentado el paradigma de la sexualidad rentable para saciar el apetito más que erótico digamos pornográfico.
La tragedia no termina ahí, hay trafico de mujeres, el mercado de las sustancias ha crecido exponencialmente con drogas, alcohol, nicotina que denigran a la condición humana. Tiempo de placer urgente, no hay paciencia para postergar la gratificación, todo sea consumido ya, ahora y por lo tanto al no ser trabajado o edificado como corresponde todo pasa a ser descartable. El concepto de libertad se distorsiona cuando no hay límites y vemos abusos, violaciones, de madres con niños, pedofilia, que nos lleva a la reflexión final, ¿ la mujer debería asumir su rol propio y natural para que el hombre se componga y consecuentemente la sociedad de lo contrario todo puede terminar en la fábula del hombre mono. Había un lugar en la tierra donde todo era infalible y perfecto. Todo funcionaba, cada uno podía convertirse en robot porque todo era milimétrico y exacto. Andaban tan bien las cosas, que una comitiva subió a ver a los dioses del Olimpo y les propusieron tomarse unas vacaciones porque se las merecían, es decir un tiempo de relax. Los dioses que son generalmente bastante irónicos en el acto concedieron. Con el tiempo, se acordaron de que habían hecho esa concesión y había que verificar como andaban las cosas en ese lugar otrora funcionalmente perfecto. ¿ Y que encontraron? monos en los árboles, porque todo comienza con transformaciones, relajamiento, como dice Hölderlin: el mundo no se extinguirá por guerras nucleares sino por aburrimiento. Es cierto, misántropos, homofóbicos, misóginos como el desierto avanzan; estamos en la era del bostezo.
Hay un paradigma que no nos miente, nos protege y nos guía: LA EXPERIENCIA.
JCM
