
El éxito de no poder parar

Cofundador de Editorial Perfil – CEO de Perfil Network.
Ayer 23:55

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* “Patricia Bullrich no está capacitada para presidir ni un consorcio”, explicó un importante empresario que cuando se dedicó temporalmente a la política fue igualmente exitoso.
* “Por favor, dale algunas clases de economía a Patricia Bullrich”, pidió Mauricio Macri a un economista del PRO preocupado porque en la campaña electoral confundía desfacción con recesión e hiperinflación.
* La dicción de Patricia Bullrich es tan entrecortada que se hizo viral su imitadora Anacleta Chicle, del programa de Tomás Rebord en Blender.
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* “Bullrich no sabe nada de seguridad, ella hace política con la seguridad”, explicó un gobernador electo por su éxito en combate a la inseguridad.
* “Todo el tiempo me dicen borracha porque no me pueden decir que alguna vez me vieron haciendo una gestión para quedarme con un peso de la gente, utilizan cosas absolutamente menores, porque toda mi vida he tenido una vida de austeridad, pudiendo haber elegido otra vida” (Patricia Bullrich).
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Su antepenúltima jefa política, Elisa Carrió, dijo que Bullrich “no puede parar y a veces tiene formas masculinas” y agregó: “Le conozco todas las caras”, remarcando que cuando la Coalición Cívica perdió frente a Macri, Patricia Bullrich la abandonó y se fue con el ganador, lo mismo había hecho antes con el peronismo: de ser diputada con Menem a la Alianza para ser ministra de Trabajo con De la Rúa, y también antes el mismo viraje: del peronismo de izquierda al menemismo. Lo mismo que ahora, llevarse parte del PRO a LLA, un invariable en su vida.
Mauricio Macri en 2015, cuando la nombra ministra de Seguridad, lugar donde encontró el aura con que construir su singularidad política y ser popular, argumentó que había pensado en ella porque estaba dedicada al trabajo las 24 horas del día.
Y cuando Patricia Bullrich juró el viernes como senadora, la acompañó su actual pareja, Guillermo Yanco, a quien ella misma recuerda haberle dicho: “Nunca me hagas elegir entre la política y mi pareja, porque ya sabés la respuesta: me quedo con la política”.
“No poder parar”, como dijo de ella Elisa Carrió, probablemente la defina mejor que nada: con quien sea, como sea, siempre hacia adelante acompañando la flecha de la historia. Y viniendo incluso de otra generación más cercana al padre de Victoria Villarruel (solo ocho años mayor que Bullrich), “no pudo parar” en su debut como senadora y tuvo que confrontar con la vicepresidenta ya desde el primer día despertando la paradoja dormida de los 70.
Bullrich no ponía bombas en los jardines de infantes, como dijo Milei (¿donde habrá quedado el juicio que ella le inició cuando ambos eran candidatos presidenciales?) pero se le atribuye a la vicepresidenta tener constancia de su participación en acciones terroristas. En su siempre aporte farsesco, la archienemiga de Victoria Villarruel, Lilia Lemoine, dijo: “Patricia Bullrich puso bombas en jardines de infantes, pero era adolescente y ahora está con nosotros y la adoramos”.
El contraste de la foto de Bullrich confrontando con Villarruel no puede no llevar la mente al rol invertido en el recorrido del último medio siglo. El padre de Villarruel fue reconocido como uno de los más valientes combatientes en la Guerra de las Malvinas por el general Balza, a pesar de estar en campos ideológicos opuestos dentro del Ejército, porque le tocó vencer definitivamente la insurrección de los Carapintadas mientras que el padre de Villarruel era el segundo de Aldo Rico en la Compañía de Comandos 602 en Las Malvinas y en 1983 se había negado a jurar por la Constitución nacional.
Por su parte, Bullrich en aquellos años 70 integraba la agrupación Montoneros y su primer esposo fue el sociólogo y catedrático Marcelo “Pancho” Langieri, también montonero del círculo íntimo de Galimberti, quien a su vez era pareja de la hermana de Bullrich. Y así como contrasta Villarruel presidiendo el Senado con apego legalista y autopercibiéndose como garante de la Constitución, a diferencia de su padre, que no quiso reconocerla, sorprende ver también el contraste entre la posición actual de Bullrich y la de su primer marido y padre de su único hijo, representando un espejo de lo que ella era y que mantiene hoy incólume el sociólogo Marcelo Langieri.
El es docente universitario, exsecretario académico de la Facultad de Sociología de la Universidad de Buenos Aires y coordinador del área de Sociología del Programa UBA XXII de educación en las cárceles. Se manifiesta profundamente opuesto a la ideología actual de Bullrich e incluso a sus medidas. El reciente 17 de noviembre escribió: “Argentina. De Ramón Falcón al Ford Falcon: vergüenzas de época”, donde sostiene: “El Gobierno Nacional, a través de una iniciativa del Ministerio de Seguridad, cambió los nombres a las escuelas de oficiales y suboficiales de la Policía Federal. Estos cambios de nombres se inscriben dentro de la batalla cultural lanzada por el Gobierno. En la escuela de cadetes, donde se forman los oficiales de la Policía, se restituyó el nombre de ‘Ramón L. Falcón’ reemplazado en épocas de la ministra Nilda Garré (…) también se cambió el nombre de la Escuela de Suboficiales en este caso por el de Alberto Villar, siniestro personaje, máxima expresión de la lucha ilegal contra el campo popular. Su accionar represivo ilegal tuvo como símbolo a los Falcon verdes, autos que utilizaban los grupos parapoliciales en sus acciones represivas. El legado represivo de Ramón Falcón hoy es retomado por el Gobierno como un símbolo de la mano dura y nos preguntamos cómo interpretar la reivindicación de Villar, el mayor representante de la represión ilegal de la Policía Federal. Su reivindicación constituye una verdadera vergüenza, inclusive para la propia institución. Que se pretenda poner como ejemplo a un manifiesto torturador y represor ilegal constituye una claudicación democrática que debería avergonzar al Gobierno, a la ministra autora de dicho acontecimiento y a la propia institución. Su muerte violenta no justifica sus crímenes y la sociedad argentina ha saldado esta discusión condenando penal y moralmente los crímenes de lesa humanidad. Tres vergüenzas para un gobierno que una vez más se pone de espaldas a los intereses del pueblo argentino. Olvidan quizás que el tiempo pasa”.
“Debería avergonzar a la ministra autora de dicho acontecimiento”, o sea a Patricia Bullrich, escribió su exmarido.
Pero ella no para, consiguió que tres diputados más electos por el ex Juntos por Cambio (Verónica Razzini, Alejandro Bongiovanni y Lorena Petrovich) se sumaran a LLA como parte del bloque de Bullrich, que sumados a los ochos que ya se habían ido del PRO con ella, más los tres radicales que cooptó hace pocos días (Mariano Campero, Luis Picat y José Tournier) totalizan 14. Y con su aporte, LLA alcanza 94 diputados amenazando con arrebatarle la primera minoría al peronismo.
Patricia Bullrich no puede parar.
