
UNO
Marisa escuchaba atentamente lo que le venía contando en el viaje Alfredo, ya habían transcurrido varias horas desde que salieron de madrugada en un viaje largo y por momentos lánguido. El novio se dio cuenta y comenzó a contarle una historia que habría sido real o no; eso quedaba en las ganas que tuviera quien escuchaba el relato. Mientras tanto el crepúsculo, baja dioses y duendes y le daba serenidad y tedio a aquel campo de girasoles infinitos.
Y entonces? preguntó con ansias que pasó?. No te apurés, yo te digo que es cierto porque me lo contó un sobrino que manejaba camiones al sur y pasó por ese lugar, es más, creo que hay un par de cruces con una placa donde se recuerda: “aquí yacen los amantes fríos”. Bueno eso me lo contó él y por qué no creerle?. Bueno dale tomá el mate y no estés dos horas para tomarlo, protestó ella, más por el cansancio del viaje que por el mate.
Como te digo, se casaron tras una fiesta inolvidable, eran de familia bien, como se le dice a los millonarios, y el novio no quiso esperar y salieron a la madrugada olvidando el cansancio y la algarabía de los invitados. Iban en un porche imaginate!, se lo había regalado el padre a él en el mismo día, salió del concesionario y lo fueron estrenando, era un avión en la ruta, color negro, alucinante. Se fueron al sur, pero hicieron la noche en un hotel y luego continuaron, se metieron muy adentro de un lugar paradisíaco solo que hacía frío, y de perspectiva desértica, hasta que comenzó a nevar, no se veía nada.
Siguieron sin preguntar, además a quién le iban a preguntar si no había un alma?. creyeron que con semejante auto nada era imposible pero los atrapó la nieve, quiso maniobrar pero la nieve ya cubría la mitad del vehículo; decidieron esperara hasta que aclarara. Pero el frío no perdona y la calefacción no alcanza. Sintieron miedo, no aclaraba nunca, y el frío se convirtió en un monstruo como si le abriera las puertas del auto. Mucho frío, tanto que los quemaba y claro, empezaron a desnudarse porque la piel no toleraba nada. Se quedaron desnudos y las lágrimas de la novia se congelaban; él era un espectro.
Pasaron dos días y una maquina de vialidad los encontró y llamó a la empresa, la empresa a la policía y la policía a los periodistas. Cuando retiraron el auto, se encontraron con dos personas desnudas congeladas y petrificadas, abrazados y quemados por el frío. Y claro, estas imágenes dio lugar a fabulas, leyendas, fantasmas y todo lo que puede producir la imaginación.
Te gustó?. Más o menos dijo Marisa, no vaya ser que a nosotros….nooo mujer, aquí no hay nieve, lo que molesta es la neblina, pero este camión adelante me estresa. ¡Pasalo!….Alfredo aceleró, pero no alcanzó a superarlo y se estrellaron de frente con otro vehículo que venía en el sentido opuesto; el estampido fue grande. Alfredo despertó en un hospital y Marisa también, pero ella estaba grave y no despertaba.
DOS
El día después era fatal, llegaron los primeros parientes, y por la gravedad, los médicos aconsejaron trasladar a Marisa a un hospital de alta complejidad, entonces se la llevaron en el avión sanitario. Alfredo se recuperaba rápidamente, el choque la había afectado a ella. Pensaba si lo que contó, no era el presagio de lo que inmediatamente le pasó a ellos. Esto sucedió durante un verano tardío con calores extravagantes ante el otoño que nunca llegaba. Pero también fue la premonición de la llegada de un invierno infinito.
Alfredo al fin la pudo ver, Marisa estaba intubada, hubo que colocarle el respirador, frente a un coma inducido; él no aguantó y cayó en la cuenta de que había estado dormido desde el choque porque ahora la fatalidad le mostraba un estado de terror, entre el miedo permanente con dosis de pánico. Los médicos hablaban, diagnosticaban pero no se les entendía nada o no quería Alfredo entender lo que decían porque tampoco comprendía la fugacidad de los acontecimientos tan veloces como el tiempo que se vuelve un soplo. La vida se presenta con sarcasmos y todo se vuelve irónico, entonces Alfredo al ver que pasaban los días interminables y Marisa no reaccionaba, dejó caer todo, hasta su aspecto ahora era un hombre escuálido, siempre con la misma ropa, olvidó la empresa, fue dejando de a apoco el celular, ya no hablaba con nadie salvo con los médicos cada vez que daban el parte siempre igual, sin novedades. Lo alentaban sus padres y alguno que otro conocido, pero estaba sumido en la vida de Marisa y él, tambien se sentía con un respirador hasta que el padre lo regañó: ¡ dejate de joder, te vas a llevar puesta a tu madre, ni te bañas, ni te afeitas, y debes haber bajado como diez kilos!..hijo, le dijo, no te hundas más en esta maldita arena movediza que nos amenaza a todos.
Pero Alfredo no escuchaba y logró por lo menos que lo dejaran entrar a la habitación cuando trasladaron a Marisa para que estuviera sola. Ahí, al menos con una ventana y sentado podía pasar las horas al lado de su amada, esperando sin esperanzas; amando con amargura, sintiendo cada vez que intentaba comer algo, el reflujo del amargor. No podía pensar, no coordinaba, ni hablar de rezar, estaba, enojado, más que eso, ofuscado, le reclamaba al destino un golpe tan bajo justo en el momento que estaba tan feliz con esperanza y proyectos cuando tenía todo y moneda que ahora mostraba el lado espantoso de la realidad.
TRES
Ya había pasado un mes de aquel accidente y todo era igual, igual la habitación, los médicos, las enfermeras, igual el pedido de que se retirara por un momento porque tenían que cambiar a Marisa, igual el patio del hospital, llegó el invierno con todos los fríos de la historia..todo era igual y clamaba a los dioses, hasta cuándo estaría así, ahí y no se iría nunca sin que Marisa reaccionara; una mañana tuvo un altercado con un médico porque lo destrató y volcó en él toda la bronca que venía acumulando, discutieron, casi llegan a las manos hasta que un directivo le advirtió que se de seguir con esos accesos violentos, que en realidad no existían pero los médicos también se cansa, lo amenazó con prohibirle la entrada al mismo hospital y eso lo detuvo, por temor a que se magnificara aun mas por un incidente, la vida amarga que venía llevando. Se fue a tomar un café y se quedó dormido en la mesa. El mozo lo despertó y se fue al departamento que estaba alquilando, se baño y por primera vez pudo dormir. Al menos en la mañana siguiente recuperaba energías para volver al mismo infierno blanco de nieve donde yacía la mujer de su vida.
Escuchó sin ilusión ni expectativa al médico que le dijo, no reacciona, observamos los parámetros, están todos los estudios, ha tenido un golpe muy fuerte en el cerebro, usted sabe que el edema no afloja, la vamos a tener que operar al menos para extraerle un coágulo sin dañar nada, porque el cerebro es el que manda y la medicina es precaria en este sentido. Así fue como la operaron, la operación salió bien a Marisa le extrajeron un coágulo, cedió el edema, pero seguía con el coma inducido e intubada. ¡Ibamos a practicarle una traqueotomía, pero felizmente no fue necesario. Alfredo iba a recordar y recordó que lo iban a echar del hospital después se enteró que durante la operación la muchacha había tenido un paro, pero volvió. Se le acercó una mujer grande en forma maternal, le habló porque ella tenía tambien un paciente crónico y charlaron. Hicieron una relación entonces ella le sugirió para su desesperación que fuera a ver a una mujer; le dio la dirección, digale que la envío yo y le pasó una tarjeta. No le hablo de los motivos. Pasaron unos días, la mujer se le acercó: ¿fue?, No le dijo secamente Alfredo..si usted no me dice para que, yo no puedo ir. ¿Vaya?, quizás lo calme y se retiró.
Alfredo salió a caminar y se le cruzó, vio la tarjeta, y exclamó, pero esta vieja es boluda?….a que carajo me manda a ver a otra vieja, no esperen un mango porque tampoco lo tengo, estoy más arruinado que la ruina misma!. pero como era la siesta, nunca tenía nada que hacer fue. Golpeó, se encontró con dos personas esperando en una especie de zaguán oscuro. Hasta que le tocó el turno, entró, se encontrón con una mujer de unos setenta años, rubia teñida, con aros grandes y los brazos pletóricos de pulseras como una gitana aunque no lo era. Le presentó la tarjeta y le contó su desgracia. La mujer lo miró, sacó el maso de cartas, talló, le dijo que no cruzara las piernas y que cortara en tres partes con la mano izquierda hacia él. Así lo hizo.
La mujer comenzó a hablar mientras tiraba las cartas en circulo o repartía en cinco partes de tres cartas, luego hacía una especie de mapa con todas las cartas dadas vuelta para que se vieran. Le repetía con un. ¡ corte! y así sucesivamente. Está mal, la veo muy enferma y se degrada. Alfredo escuchaba. Ella lo piensa, si, lo está pensando: Alfredo interrumpió, ¿ que..qué dice? que me piensa!!!si está inconsciente!!!. La cartomántica miró las cartas como si no lo hubiera escuchado, le dijo mire: siempre sale ella con el as de basto esto es la enfermedad y también hay una carta que no se le despega el as de espada esto es traición, Ud lo puede ver desde que comenzamos. las cartas no mienten, pero ella está sumida en un letargo, en un pozo…Ud le habla?. Sii dijo Alfredo encogiéndose de hombros, claro, le digo que la quiero que la estoy esperando, que quiero que reaccione, soy medio agnóstico pero le rezo, la beso, claro que le hablo!!!. Ella lo escucha!!! aquí lo veo, ella lo siente..siente todo, lo que pasa es que no lo puede ver, no puede salir de ese laberinto, pero escucha escucha todo lo que usted le dice y sufre, por eso le dije que lo piensa; ella sabe cuando usted esta y no está, sabe cuando está más caído y cuando le transmite energías. Entonces, levantó la vista la mujer y observó que Alfredo reprimía un llanto ronco que venía con material de arrastre desde el fondo de la vida. ¡Llore m´hijo…llore todo, ud tiene que llorar todas las veces que le vengan ganas, no reprima el llanto que es el desahogo del alma. Alfredo lloraba y no paraba.
Se secó un poco las lágrimas, Ud dice que ella me escucha?. Claro que lo escucha, pero no lo ve, lo ve con el corazón con su ser, entiende todo lo que le pasa pero no puede por ese daño cerebral o no se qué…reaccionar para salir del laberinto.
Y que puedo hacer?…estoy desesperado!!!!. Yo solamente veo, mientras no se le separen estas dos cartas que siempre la persiguen, es difícil, es una situación difícil. Alfredo amagó pagar, pero ella le dijo No, si quien lo envia es gran amiga. Vaya y sigale hablando pero mida sus palabras porque ella siente todo y recuerde, está en un laberinto.
CUATRO
Alfredo le agradeció a la señora que lo recomendó y le cambio el ánimo. Entró y empezó a hablarle a Marisa como siempre pero ahora con cautela; mi amor, no te apures, no te desesperes, junto vinimos juntos nos vamos a ir, pero es necesario tiempo, ya te estas recuperando me han dicho los médicos y vos me escuchas todo lo que yo te digo. No es tiempo de estar enferma asi de estar postrada, vos reaccionas, vas llorar y nos vamos a ir a la mierda de esta mierda, pero tenes que saber que no te suelto, vos no me soltes tampoco; pero tranqui…tranqui…..vos sabes que te amor como a nada en el mundo. En ese momento Alfredo se sobresaltó porque a Marisa se le cayó un lagrimón, entonces el la besó como nunca. ¡Señor, por favor se retira, tenemos que hacer la higiene!..che no puede esperar un poco!!!..señor, ud ya la advirtió el director!!..siii ya se lo que me dijo el director…y se retiró. Estaba conmovido, pero lo esperaba el médico. Lo estaba buscando, mire, han pasado 70 días, no hay reacción; está sufriendo, nadie quiere ni exige vivir así, se está deteriorando mal, le sugiero que firme y adelantemos la defunción, es duro..pero….que esperen estoy con un paciente dijo el médico..como le decía, lo cortó en seco Alfredo: ¿Ud cree que yo..ni lo piense?..es que lo tiene que pensar, cada vez estara peor lo dicen los estudios, tiene que tomar una decisión si hasta ahora no volvió, las estadísticas le dan 60 dias, era el uno por ciento de posibilidad…pasaron setenta, no puede condenarla a vivir como un vegetal….Alfredo, sacado..las estadísticas que se vayan a la mierda y dio media vuelta, se fue.
¡Hijo de puta, los médicos tan para curar y salvar vidas no para mandar a los enfermos con la eutanasia a morir prematuramente; además hoy la he visto con mis propios ojos llorar. Si llora, piensa si piensa, vive, hay que buscar la forma de sacarla de ese maldito laberinto.!.
Y pasaban los días, Alfredo iba le hablaba y sentía que ella lo sentía entonces la alentaba a vivir, le describía las flores que le llevaba, la alentaba todo el tiempo, y rezaba, le pedía la Virgen a todos los santos que Marisa reaccionara.
Alfredo estaba sentado junto a ella, escuchando el pip pip continuo, giró la cabeza, abrió los ojos, y estalló al ver que Marisa había reaccionado, empezó a gritar como un loco a agradecer, se arrodillaba, gritaba, la besaba, entonces vinieron los médicos, las enfermeras, y todos con alegría le sacaron los instrumentos, ella lloraba, el la besaba la abrazaba, no se la podían quitar de los brazos…Alfredo miraba a los médicos y les gritaba ¡milagro..milagro! los milagros existen y seguía expresando su ser toda la felicidad del universo transpiraba se le mezclaba la transpiración con las lágrimas y las de ella, no lo podía creer, quería irse de ahi con ella en ese momento, la quería arrancar del laberinto., Estaba enloquecido, la felicidad lo abrumaba, era el tipo mas feliz del mundo y lo quería expresar había vuelto a la vida, había recuperado al amor de su vida y esto no tenía precio. Fue corriendo a contarles a todo que Marisa había vuelto y los trajo para que vieran, la vieran sonrojada llena de vida y de ganas y se cortó la luz!!!!!
CINCO
Se cortó la luz, se cortó la luz..para siempre!. porque despertó y al sentir que era un sueño de sus deseos reprimidos, tomo todos los rios de hiel de la tierra. Nunca hubo amargura más grande en el mundo. Que decepción. Todo era un sueño, un alucinante sueño convertido ahora en realidad y el mundo se le volvió más triste aun.
Volvió al hospital. Marisa había muerto. Pero él ya venía muerto y la única que estaba convida era la muerte y el sintió que la muerte se burlaba de él, pero de todas maneras como él tambien estaba muerto, la muerte nada podía hacerle.
Caminaba sombrío pisando hojas muertas que contrastaban con los primeros brotes de la primavera y se detuvo a mirar los patos en el lago. Habían pasado 30 días. Puso el tiempo en cero, el reloj comenzó de nuevo a latir la vida, tenía que subir una montaña muy escarpada; reconciliarse con la vida. Recordó al auto negro, los amantes desnudos y congelados; sintió una transmigración de almas; se encarnó en aquel presagio convencido de que aquellos eran en realidad Marisa y Él…y perdió el miedo para siempre porque no todos mueren dos veces en la vida.
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